Al reproducir el enjundioso artículo del ex-Procurador General de la República, Dr.Jesús Petit Da Costa, cuyo elemento central comparto y que viene a resultar en cierta medida una respuesta a la posición sostenida, por mi también muy estimado amigo Luis Manuel Aguana. Considero mi deber puntualizar -para ambos articulistas- algunos aspectos esenciales en lo que se refiere a la Constitución Nacional de 1947, a su redacción y a la forma en que fue sancionada.
Después de redactar de su puño y letra, apenas a tres días de transformarse la revolución en gobierno, el 22 de octubre de 1945 el Decreto mediante el cual "los miembros de la Junta se hacen el hara-kiri como candidatos presidenciales" para citar literalmente al presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno, Rómulo Betancourt, el 17 de noviembre, a apenas un mes de establecido el nuevo gobierno, se designó una Comisión redactora de un nuevo estatuto electoral y de un proyecto de Constitución. La Acción Democrática de entonces, que no era "presupuestívora" ni nepótica tuvo un solo representante en dicha Comisión, si bien es cierto, de enorme prestigio nacional e internacional, como intelectual y jurista avezado, el Dr. Andrés Eloy Blanco.
Los demás miembros eran reputados catedráticos y tratadistas de Derecho Constitucional, sin vinculaciones partidistas con AD y otros de muy destacada militancia en partidos de oposición, como el Dr. Lorenzo Fernández, del partido Copei y el Dr. Luis hernandez Solís de URD, la mayoría independientes, como los doctores Jesús Enrique Lossada, Nicomedes Zuloaga, Martín Pérez Guevara, Ambrosio Oropeza y Luis Eduardo Monsanto. Excepción que confirma la regla, Germán Suarez Flamerich, considerado entonces como persona de inclinación democrática, miembro de "la generación del 28" quien iría, años después, a marchitar sus laureles sirviendo de presidente de la Junta Militar de Gobierno, a raíz del asesinato del Coronel Carlos Delgado Chalbaut.
NADIE EN LA VENEZUELA DE ENTONCES NI EN EL EXTERIOR, puso en duda los posteriores comicios que eligieron la Asamblea Nacional Constituyente, con el estatuto electoral mas democrático de América, si había un 75% de diputados adecos, es por que esa era la conformación del electorado venezolano de ese tiempo, como se confirmó en las elecciones presidenciales que le dieron a Don Rómulo Gallegos casi el 74% de los votos
ALFREDO CORONIL HARTMANN
pararescatarelporvenir.blogspot.com, 14 de mayo de 2014.
lunes, 12 de mayo de 2014
PRIMERO TOMAR EL PODER Y DESPUÉS CONVOCAR LA CONSTITUYENTE
Algunos compañeros de lucha, de mi mayor estimación, habían propuesto hace algún tiempo la convocatoria de una Constituyente como salida de la situación que padecemos. Creí haberlos convencido de que sería un error funesto. Supongo que no son ellos, sino infiltrados de la tiranía comunista o colaboracionistas, que son lo mismo, los que le están metiendo en la cabeza a los estudiantes esta locura. Una locura suicida que debemos detener ya. Veamos porqué.
En Venezuela sólo se debe convocar una Constituyente cuando se ha tomado el poder. Antes no. En la historia contemporánea no existe antecedente de que una Constituyente derroque al gobierno de turno. Primero se toma el poder y después se convoca la Constituyente para que redacte una Constitución que legitime el nuevo régimen y establezca el nuevo sistema político-jurídico, tal como lo conciben los que han tomado el poder. Siempre ha sido así, y no hay posibilidad de que no sea así. Ningún gobierno va a permitir que se le convoque una Constituyente para derrocarlo. Ninguna oligarquía va a permitir que se le convoque una Constituyente para desplazarla y hasta enjuiciarla. Si ningún gobierno y ninguna oligarquía lo han permitido, mucho menos lo permitirá Cuba que tiene garantizada su supervivencia con el mantenimiento del gobierno títere. Mucho menos lo permitirá una tiranía comunista, porque es propio de los comunistas perpetuarse en el poder para siempre, lo que confiesan con el mayor descaro: “la revolución vino para quedarse.” Mucho menos permitirá la boliburguesía comunista que saquea la Nación.
Para sostener lo que digo me basta recordar el antecedente de las tres últimas constituyentes. En 1.945 Acción Democrática, junto con los militares, derrocó al gobierno constitucional de Medina Angarita. Y fue ya en el poder cuando convocó la Constituyente para hacer una Constitución a su medida. El 75% de los diputados electos eran adecos. En 1.948 fue derrocada AD por los militares, quienes cuatro años después (1.952), cuando se sintieron seguros en el poder, convocaron una Constituyente para hacer una Constitución a su medida. Confiados en el favor popular, garantizaron unas elecciones limpias por lo cual ganó la oposición. No aceptaron los militares una Constituyente que los destituiría y los enjuiciaría. Entonces desconocieron el resultado electoral y procedieron a un fraude descarado. Se instaló la Constituyente con el 100% de los diputados del gobierno. Sin representante de la oposición. Y esa Constituyente cumplió con el objeto de su convocatoria: legitimar la dictadura militar y consagrar la reelección indefinida del dictador.
Cuando la democracia entró en crisis algunos, entre ellos yo, propusimos convocar una Constituyente que la salvara modificando sus estructuras caducas. En 1997, cuando renuncié a la Procuraduría General de la República, hice un llamado a tomar conciencia de que la democracia iba camino al colapso y que su única salvación era una Constituyente que atendiera al clamor popular de un cambio radical y profundo. Ni el gobierno (presumo que el presidente temió que lo destituyeran) ni los partidos (que no aceptaban ser desplazados de un poder que habían tenido 40 años) me hicieron caso. Les hice una advertencia: si no hay una Constituyente para salvar a la democracia, vendrá una Constituyente para establecer la tiranía. Desatendieron mi advertencia creyéndose omnipotentes y sucedió lo previsto: llegó Chávez y convocó una Constituyente para aprobar la Constitución que él mismo hizo, haciendo elegir con trampa (el kino) una asamblea que tuvo el 90% de diputados del gobierno. Fíjense: en ningún momento Chávez me apoyó en mi propuesta de convocar la Constituyente en 1.998. El estuvo claro que una Constituyente se convoca con el poder en las manos para hacer una Constitución a la medida. Antes no. Intuía que si era convocada la Constituyente antes de que llegara al poder se trastornaría su plan, ya que los actores políticos habrían sido otros.
Estos antecedentes enseñan que la Constituyente no es la vía para tomar el poder, sino para consolidarse en el poder después de tomado. Primero hay que tomar el poder y después convocar la Constituyente.
Así, pues, jóvenes: no caigan en la trampa de la Constituyente porque sería el suicidio político de ustedes. Y la mayor desgracia para todos.
REFLEXIONES 51 12-05-14
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