Son difíciles y complejos los problemas políticos, económicos y sociales que afronta el hermano país. Pero ahora surge una dramática y peligrosa escasez de medicamentos, que no se consiguen ya en farmacias, centros ambulatorios, hospitales ni clínicas.
De esa magnitud es el desabastecimiento de todo tipo de medicinas para el tratamiento de enfermedades como cáncer, diabetes, lupus, sida, dengue e hipertensión y hasta de los más elementales para el dolor de cabeza o antialérgicos. En fin, es una larga lista, que el propio Banco Central de Venezuela reconoció que alcanza el 50 por ciento, aunque cualquier doctor o enfermera asegura que la cifra es muy superior e incluye, además, materiales de laboratorio y médico-quirúrgicos. La Federación Médica Venezolana informó el mes pasado que el 97 por ciento de los hospitales del país tienen una dotación que no supera el 3 por ciento de sus necesidades. La situación es muy delicada.
Como sucede con los otros artículos escasos en Venezuela, la causa principal señalada por los expertos es el abrupto corte de asignación de divisas para su importación o la de sus componentes por el Gobierno, y una pobre planificación a la hora de distribuir los pocos recursos que destina para ese fin.
Es tal la situación que los médicos se han visto obligados a recetar hasta cinco medicamentos diferentes para dar opciones a los pacientes, además de recomendar tratamientos caseros o improvisar la fabricación de equipos quirúrgicos básicos. Y los familiares de los enfermos crean redes de solidaridad en los barrios, por Facebook o Twitter, para compartir lo que consiguen. Y los que pueden viajan al exterior para comprar los fármacos. Cúcuta y Panamá son escenarios que atestiguan esa búsqueda frenética.
El panorama es muy preocupante, pues toman fuerza enfermedades como la malaria y la tuberculosis, el dengue y el chikunguña, entre otras, aunque las autoridades minimizan el asunto. Aquí no debe haber sino solidaridad con los venezolanos, y el gobierno del presidente Maduro tiene que ser imaginativo y actuar con urgencia. Porque no se trata de opositores u oficialistas. Es todo el pueblo el que está en peligro y sufriendo ante una salud en cuidados intensivos.
EDITORIAL
editorial@eltiempo.com.co
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