10 de agosto de 2012

Palabras sobre Raúl Leoni


Palabras sobre Raúl Leoni
Hoy venimos a conversar sobre un gran venezolano, un compañero ejemplar, cuyo nombre ostenta orgullosamente esta Fundación, Raúl Leoni Otero, guayanés, como buen venezolano entreverado  -en este caso, entre corso y criollo-  valiente, sufridor sin aspavientos, de los primeros –entre los primeros- próceres civiles de la democracia y la libertad en Venezuela. De Raúl Leoni se pueden recordar muchas cosas, lo que no se puede recordar es una estridencia, un innecesario desplante, una sirvengüenzura, una deslealtad y no es ocioso, por el contrario quizá conveniente, en esta hora menguada de servilismo y obediencia mal entendida, afirmar que la suya fue una lealtad muy bien entendida, lúcida, crítica y deliberante.
La historia de la Venezuela post-colonial (1830-1999) ofrece el ejemplo de dos importantísimas generaciones, la de la hornada de muchachos, la inmensa mayoría de ellos pertenecientes a la clase de los criollos blancos, propietarios inmobiliarios, hacendados, algunos con títulos nobiliarios como Antonio José de Sucre, quien nunca utilizó el antiguo marquesado de Preux, otros aspirantes a serlo, como los Bolívar –quizá la familia venezolana más rica de su tiempo- pocos, poquísimos “proletarios” el más destacado de ellos, el llanero José Antonio Páez, genio militar autodidacta y extraordinario creador de sí mismo, sorprendentemente “ninguneado” en estas horas de fanfarrias marciales, tambor batiente y gesticulaciones epileptoides y nada “marciales” que se pretende y hace gala de una verborrea populachera y revolucionaria, supuestamente al servicio del proletariado. Y la denominada “generación del 28”.
 Deberíamos decir, antes de continuar, que el concepto de generación, como los de izquierdas y derechas, son simplificaciones a las cuales se recurre por ahorro de tiempo y de tinta, son “valores convenidos” legitimados por el uso y no vale la pena ahondar en ello, así en el proceso de Independencia hombres de mayor edad como Francisco de Miranda, Cristóbal Hurtado de Mendoza o Andrés Bello se incorporaron y contribuyeron a guiar la gesta. La larga marcha hacia la democracia, iniciada por la Federación de Estudiantes de Venezuela –FEV- presidida por el bachiller Raúl Leoni y liderada igualmente por Rómulo Betancourt y Jóvito Villalba, que vio la luz en los carnavales de 1928, también incorporó a ilustres y añejos “coleados” como Andrés Eloy Blanco, Válmore Rodríguez, Gonzalo Barrios y Luis Beltrán Prieto Figueroa, para equitativamente citar también muy pocos nombres.
Los coloridos y conocidos episodios de esa manifestación de descontento y de rechazo juvenil, fueron aplastados con la contundencia y la eficacia que caracterizaban a ese régimen. Pronto Puerto Cabello, La Rotunda, y las carreteras de aquella Venezuela, se vieron llenas de muchachos que no pudieron aplicar el sonoro y enigmático “Sacalapatalaja”, a los pesados grillos que laceraron sus tobillos, de allí al exilio, largo, inacabable, como el “hombre de la mulera”. Después de una breve pasantía antillana, Leoni, Rómulo, Válmore y algunos otros fueron a dar a Colombia, Raúl invirtió unos churupos llegados de Guayana y junto a Ricardo Montilla y otros exiliados montaron la célebre “frutería” en Barranquilla, Rómulo que no participó en la quimérica empresa comercial, notando que no existía en esa plaza una publicación que diera cuenta de las operaciones notariales y registrales, se dedicó a imprimir en precario el boletín en cuestión, eran tan pobres como inquietos intelectualmente, nos cuesta enorme trabajo imaginarnos a estos rebeldes en tan pedestres ocupaciones. Pero ni los frutos tropicales ni el farragoso lenguaje de las notarías, amainaron las inquietudes de nuestros jóvenes, en 1931 nace para la Historia el “Plan de Barranquilla”. Documento de extraordinaria trascendencia, que fue el punto de partida del gran movimiento popular que fue -y volverá a ser- Acción Democrática, Rómulo Betancourt, Válmore Rodríguez, Raúl Leoni fueron sus principales “parteros” y junto a un pequeño y selecto grupo de compañeros firmaron aquel manifiesto.
Los valores esenciales que movieron a este excepcional grupo humano, fueron la lucha contra el continuismo, el caudillismo, la corrupción administrativa, y por el carácter eminentemente civil de la administración pública. Fueron los creadores del primer ensayo político de partido moderno en Venezuela:  ARDI –Alianza Revolucionaria de Izquierda- , luego vino la Organización Venezolana -ORVE- que estuvo integrada por elementos de enorme valía, en muchos casos, poco homogéneos en lo ideológico como Guillermo Meneses, Elías Toro, Isaac Pardo, Inocente Palacios quien continuó acompañando al grupo unos años más, y tuvo el honor de ser presidida por ese gigante del intelecto y de la finura espiritual, que fue Don Mariano Picón Salas, a mi juicio el más grande prosista venezolano del siglo XX.
En la década de los años treinta, en todo el orbe, la lucha entre los extremos del espectro político fue produciendo un movimiento de imbricación de partidos y elementos de uno u otro de ellos, así entre partidos aparentemente lejanos como el fascismo italiano y el nacional-socialismo alemán se crearon vínculos que terminaron casi en simbiosis. Igualmente las fuerzas llamadas progresistas crearon en la China del Dr.Sun Yat Sen el Kuonmintang, en el que convivían socialistas, nacionalistas, comunistas hermanados contra el imperialismo europeo, el japonés y los “señores de la guerra” de la propia China. En Europa se da igual fenómeno, los denominaron “Frentes Populares”, en muchos países llegaron al poder por votación popular, como ocurrió en Francia y en la República Española, en América Latina el caso más duradero fue Chile, estaba integrado por el Partido Radical, el Partido Socialista y el Partido Comunista, ganaron tres elecciones presidenciales consecutivas, con los candidatos radicales Pedro Aguirre Cerda, José Antonio Rios y Gabriel Gonzalez Videla y, después de un eclipse –relativamente prolongado- llevaron al poder a Salvador Allende.  En Venezuela, en esta corriente de confluencia de fuerzas, de unidad, coincidieron quienes venían de ARDI y de ORVE, con los miembros del Partido Comunista de Venezuela y nace el Partido Democrático Nacional –PDN- cuya Secretaría General desempeña inicialmente Jóvito Villalba y la de Organización Rómulo Betancourt.
 El deslinde era inevitable, no fue fácil, nada trascendente lo es. La lucha entre otros escenarios se daba con particular ferocidad en el campo laboral, el dogma comunista se basa en buena medida en ser “el partido de la clase obrera” particularmente en ese campo, Raúl Leoni, ya abogado volcado al Derecho del Trabajo, inspiró asesoró y en buena medida dirigió a hombres que, como Alejandro Oropeza Castillo, Pedro Bernardo Pérez salinas, Francisco Olivo, el “cojo” Malavé, Manuelito Peñalver constituyeron la vanguardia de la fuerza que le dio en principio a AD y a la democracia venezolana después, su punto de apoyo esencial y al país todo, una paz laboral que permitió un extraordinario desarrollo social, material, educativo y cultural.
Esa organización, con los valores que hemos señalado, se vio colocada, una vez más, en una dificilísima disyuntiva. Después del fallecimiento de Juan Vicente Gómez, su sucesor designado Eleazar López Contreras primero y luego el sucesor designado de este, Isaías Medina Angarita propiciaron una liberalización progresiva y una humanización real del régimen político. Medina después de hacerles pasar una verdadera ordalía político-administrativa, niega la legalización del PDN, así como que su máximo líder Betancourt aparezca ocupando la Secretaría General, el partido acepta todas aquellas condiciones absurdas y en 1941 nace AD. Medina tenía la mesa servida para terminar su mandato si no en “olor de santidad” que en política no es posible, si respetado y querido por muchos venezolanos, pero a medida que se aproxima el fin de su periodo constitucional, aquel hombre que había logrado agrupar a una importante élite intelectual y profesional, se aferra a la idea anti histórica y desde luego ilegal, de que era necesario haber nacido en el Estado Táchira para ser presidente de Venezuela.
AD se empeña, denodadamente, en buscar una salida a la crisis que se ve venir y acepta a un tachirense, el Dr. Diógenes Escalante, embajador en los Estados Unidos, quien a su vez se compromete a llamar en plazo breve a elecciones universales directas y secretas, para lograrlo Betancourt y Leoni viajan a Washington, el impase parece subsanado, pero enferma Escalante. Inútiles las gestiones de AD, a través de Rómulo Gallegos de aceptar hombres bien vistos por el régimen, Oscar Augusto Machado, presidente de la Electricidad de Caracas y el eminente médico Martín Vegas, hermano del gran ministro de Educación de Medina, Rafael Vegas. Y así desechando todas las propuestas del AD y a la denominada “ala dorada del PDV” (el partido oficial, creado por una circular del Ministerio del Interior). El General-Presidente se saca del bolsillo al más gris de sus ministros, el de agricultura, Angel Biaggini ¡ Ah! pero era –adivinen- ¡tachirense!
En paralelo había, ya audible, lo que en política se llama “ruido de sables”, el malestar militar era creciente y comprensible, el propio General de División-Presidente ha tenido que entender (puesto que él mismo era egresado de la Academia Militar) que no era aceptable que quienes se habían formado profesionalmente estuviesen, en la inmensa mayoría de los casos, sujetos al mando de oficiales de montonera, no pocas veces analfabetas que los humillaban y despreciaban, porque les faltaba el “bautismo de fuego”. Se les ha achacado, especialmente por aquellos que en lugar de ser antimilitaristas (que debemos serlo todos incluidos los oficiales) son anti militares, que el descontento era únicamente por los ínfimos y ridículos sueldos, no, eso era una parte del problema, no la más grave, ni menos la única. La conspiración militar avanzaba y crecía. Los conjurados, a través del médico independiente Edmundo Fernández, hicieron contacto con AD, el golpe se iba a dar con o sin el partido. Apenas 4 de sus dirigentes conocían los contactos: Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios y Prieto Figueroa. El Dr.Juan Pablo Pérez Alfonzo, vice-presidente de la “organización golpista” cuando Betancourt lo llamó, desde Miraflores, a ofrecerle el Ministerio de Fomento, creyó que Rómulo estaba preso.
 Una junta de 7 miembros, cuatro civiles: Betancourt, Leoni, Barrios, Edmundo Fernández, el maestro Prieto ocupó la Secretaría. Raúl además de ser co-presidente asumió la cartera del Trabajo que mantuvo además durante los 9 meses de la presidencia Constitucional de Rómulo Gallegos.
Transcurrido “el tiempo del desprecio” como Betancourt –parafraseando a André Malraux- denominó a la dictadura, reiniciado el tránsito democrático, Raúl y Rómulo, Rómulo y Raúl, cumplen la más fecunda obra moral, material, educativa, sanitaria, política y militar de los 40 años de la democracia civil. Ambos tenían claro que frente al asalto del castrismo no habían medias tintas posibles, perdí la cuenta de las veces en que algunas voces le indicaban a Rómulo la conveniencia de parlamentar con las guerrillas, su invariable respuesta era: no se pacta con insurgentes, primero los derroto y después conversamos. No sé con qué palabras lo diría Raúl pero hizo lo mismo, después de derrotarlos inició la pacificación, que de otra manera no hubiese sido posible y les permitió participar, con el nombre de UPA en la justa electoral de 1968.
La  obra física del quinquenio de Raúl Leoni, fue impresionante, ya lo hemos visto, el legado moral, ético, humano, lo que fue como arquetipo de hombre de bien, patriota sin patrioterismo, esposo y padre ejemplar, sus virtudes personales, lo proyectan como un excepcional paradigma de los constructores de civilización, de democracia y de desarrollo.
Es esta estructura la que debemos proyectar y asumir como propia –con pleno derecho- las mujeres y los hombres de Acción Democrática, es lo que exige Venezuela, es esta hora de humillación, colonización y vergüenza, cuando aquellos que enfrentaron y derrotaron, Rómulo y Raúl se pavonean en dueños de lo que no tuvieron que conquistar, sino que se los regaló ¡ para mayor oprobio un militar ¡
Acción Democrática no nació entre algodones, fue creada y creció siendo la auténtica vanguardia de las mejores luchas de los Venezolanos, no del cabildeo acomodaticio de los gabinetes ministeriales o parlamentarios. No dimos el golpe militar del 18 de octubre de 1945, pero no pudiendo evitarlo, nos montamos en él, he iniciamos la Revolución Democrática que el país exigía, si a Raúl, a Rómulo, a Prieto o a Gonzalo se les hubiese “aguado el guarapo” como solía decirse en criollo, que habría ganado el país, calarse la bota militar desde 1945 a 1958. Casi tanto tiempo como ha durado Chávez. ¡Gracias a Dios pudimos darle al país el liderazgo que se necesitaba ¡
Ese es el compromiso de estas generaciones, no estar por debajo del reto de la Historia, estamos ante un régimen tramposo, corrupto como ningún otro, traidor a los mejores intereses de la Patria. Si el fraude de los tahúres y la cobardía de los pusilánimes, pretende de nuevo estafar los derechos del colectivo, burlar la voluntad de los ciudadanos, para mantener este engendro de entreguismo y corrupción campante, hay que invocar aquel manifiesto del Comité Ejecutivo Nacional ante la burla electoral de 1952, hijo de la pluma libertaria de su Secretario General Dr. Alberto Carnevali, cuyo título define todo: A LA REBELION CIVIL, LLAMA ACCION DEMOCRÁTICA…



Charla dictada por el Dr. Alfredo Coronil Hartmann, en el Salón Gonzalo Barrios, de la Casa Nacional de Acción Democrática, por invitación de la Fundación Raúl Leoni.
Caracas martes 17 de julio de 2012.

2 comentarios:

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  2. El relato del Dr. CORONIL iba buena, hasta que se saltó el periodo del 68 al 98 para poder hablar de corrupción chavista, sin remordimiento, sin embargo, la conciencia no lo dejará DORMIR por omisión consciente.

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