UN
PERFIL PARA LA TRANSICION.
Por:
Alfredo Coronil Hartmann
El
2 de marzo, hace apenas unos días, cumplimos 200 anos de una fundamental
efemérides civil, la instalación del primer Congreso de la Republica , aquel
que el 5 de julio de ese mismo ano, anuncio el nacimiento de Venezuela al
concierto de las naciones. Hito incomprendido e irrelevante, para un régimen
que solo exalta aquellas acciones aliñadas con pólvora y con sangre, y no las
iniciativas cívicas con las cuales la generación libertadora trajo al mundo a
Venezuela.
No
es un azar que, en nuestra celebración individual de ese hecho, queramos
delinear con precisión los principios fundamentales que deben inspirar la
transición necesaria del autoritarismo a la autentica democracia. Circunstancia
especialmente obligante cuando se marcha hacia un proceso electoral con una
Constitución derogada por la Asamblea Nacional pasada, en pocas palabras, sin
Constitución alguna, un país privado de su Estatuto político, sin la “Ley de
leyes e la Republica ”, sometido a los raptos de “inspiración” o a los
caprichos de un mandatario sin representatividad, divorciado -hace
tiempo- del sentir del colectivo.
El
Jefe del Estado, y el equipo humano que lo acompañe, para sustituir al actual
régimen, deberán encarar necesariamente el reto de un gobierno de transición.
No puede, ni debe ser, de otra
forma.
Transición,
porque el cambio no es de titular, de uno a otro gobernante democrático, se
trata de un cambio de sistema. Venezuela dejo de ser una democracia
representativa, plural, inclusiva, para devenir -en una involución incomprensible-
en un gobierno autoritario, excluyente y con aspiraciones de eternización.
De
allí, que una de las condiciones del nuevo gobernante ha de ser un compromiso
indeleble de no aspirar a la reelección. De no representar una bandería
política sino una promesa de concordia y autentica unidad, enraizada en lo más
profundo del alma colectiva, la tarea que nos aguarda no atiende ni a carnets
ni a colores, reclama a los mejores venezolanos para reconstruir y conquistar
un futuro de esperanzas en la Patria de todos. Realizar una justicia social
verdadera, tangible, consistente, alejada de la vana palabrería populista y de
hecho profundamente antipopular, es una tarea inaplazable. No es sencillamente
concebible que, habiendo percibido recursos iguales o superiores a los que
manejaron todos lo gobiernos, de todos los signos políticos, que dirigieron el
país durante el siglo XX, juntos. Solo se puedan
exhibir los mayores índices de desempleo, pobreza e inseguridad de nuestra
historia.
El
valor esencial del hogar colectivo que necesitamos crear, ha de ser la
democracia, sin libertad nada es suficientemente bueno. Para aquellos que
proclamaron el fin de la historia y el choque dramático entre las
civilizaciones, los recientes acontecimientos del norte de África y del Medio
Oriente, vienen a demostrar, con esplendorosa consistencia, la frescura y
modernidad de una organización del Estado al servicio del hombre, de la
alternancia en el poder, de la solidaridad y el respeto a los valores humanos,
anhelos seculares del individuo racional siempre deseoso de empinarse en
dirección a Dios.
El
reto material es gigantesco, el país se debate entre el temor al hampa, a
bandas armadas de mal disimulada inclinación oficialista, un insostenible costo
de vida, la escandalosa ausencia de seguridad jurídica, la criminalización y
persecución de toda disidencia, política, gremial, sindical y hasta artística,
los 7 anos de cautiverio del dirigente obrero Rubén González ilustran –junto
con otros muchos casos- la intolerancia y arbitrariedad reinantes, el colapso
de los servicios públicos mas acuciantes, la destrucción sistemática y
continuada del aparato productivo, como consecuencia de esto ultimo, las
crecientes carencias de bienes de consumo y de insumos vitales.
Hace
menos de una semana y según datos del propio Ministerio de Finanzas, el saldo
de las obligaciones del Estado había subido para finales del 2010 en un 20% es
decir, había alcanzado la astronómica suma de 71.7 millardos de dólares
americanos. La firma Econoamerica estima que la
deuda de la Republica , que incluye a Finanzas, PDVSA y el préstamo otorgado
por China, hará que cerremos el 2011 con 146.5 millardos de dólares de deuda.
Es decir la elevaríamos en un 105% más. The Economist, revista británica
especializada, bien conocida en el país y en el mundo, afirma que en un breve
plazo de dos anos Venezuela entrara en mora, por la imposibilidad de satisfacer
el capital y los servicios de su deuda externa.
Todo
ello exige experiencia, conocimientos teóricos y prácticos, no estamos en clima
de ensayos o aventuradas buenas intenciones, nos jugamos el futuro, no solo de
los que estamos, sino de los que están por venir. El piloto y su variopinta tripulación, no
deben ser ni debutantes ni piezas de museo histórico,una
cabeza bien amoblada y unos auxiliares diestros, los mas diestros, son
necesarios. También
será necesario encarar y proponer una radical restructuración del Estado. El
aparato macrocefálico, enfermo y ahíto de un poder inmanejable que llevo a este
colapso tiene que ser redefinido y ajustado a dimensiones eficaces, operativas,
gerenciables. Y con todo…
Los
problemas materiales no son los mas graves o difíciles de transitar, Venezuela
es un país de inmensas potencialidades, de enormes recursos, generoso surtidor
del mas preciado de ellos, el recurso humano. El aspecto mas dolorosa y profundamente
vulnerado en estos 12 anos de desandanzas, es el daño ocasionado en el tejido
social de la nación.
El
“comandante-presidente” no ha dado descanso a su única iniciativa exitosa, la
siembra del odio, de la división entre hermanos, del antagonismo social.
Pretendió y pretende hacer de un pueblo igualitario y orgullosamente mestizo
uno signado por la tacha infamante del racismo y la exclusión social. El alma
libre y abierta del venezolano no acepta ni puede aceptar horizontes tan
estrechos y mezquinos.
Así,
los protagonistas de esta transición tienen que ser los sanadores del alma
nacional, capaces de recuperar la cordialidad y la amplitud que siempre
caracterizaron al venezolano. Con semejante equipaje y con esa guía
alcanzaremos la meta que desde el fondo de nosotros mismos, nos reclama. El
presente y el futuro, se hacen aquí y ahora.
Caracas
4 de marzo de 2011.
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