Dos artículos y un comentario mío, sobre el anuncio de la intención de abdicar del Rey de España.
El muy reciente anuncio de la intención de S.M. El Rey de España, de abdicar a la corona , ha suscitado comentarios y chascarrillos de todo género. Honestamente no tenía claro si emitir una opinión personal, al respecto. No debo ser indiferente ya no al hecho mismo, que pertenece a la libérrima voluntad del Monarca, sino a las reacciones dispares y no pocas veces canallas que he observado entre algunos españoles y venezolanos. Mas entre los primeros que entre los segundos.
En el caso venezolano responde seguramente, a algún sustrato del complejo de inferioridad que nos llevó a negar mas de dos mil años de historia y a reinventar el mundo y a nosotros mismos a partir de la Independencia ( leer: "Venezuela: identidad de ruptura" del Dr. Angel Bernardo Viso) y en este "tiempo del desprecio" ni siquiera eso, sino a partir del cursi sainete del Samán de Güere y de la "odisea" del Museo Militar el 4 de febrero de 1992. Me sacó de la duda un correo, de un muy querido amigo, Don Ignacio Coll y Escasany, marqués de la Pobla de Claramunt, que nos dirigiera a su primo hermano Francisco de Borbón y Escasany, Duque de Sevilla, a sus hijos Elena Coll y Borbón y Aliocha y Maria Coll y Espinosa de los Monteros y a mí. El correo de Ignacio era para hacernos llegar un texto de Doña Mercedes Orbaneja ( sin duda pariente de los Urbanejas nuestros, puesto que el apellido original de la rama venezolana era García de Orbaneja ) reclamando, con toda justicia respeto y reconocimiento al sustantivo "haber" del Rey. Conocí a Juan Carlos de Borbón y de Borbón, siendo adolescentes y estudiantes en el viejo Colegio Alamán de Madrid, entonces situado en La Castellana, en el cruce de la Calle Pinar y la espaciosa Avenida o Paseo de la Castellana. Yo era el hijo de una exiliada venezolana quien, con muy buen criterio, puesta a escoger entre los colegios religiosos españoles de la época y los públicos en manos de la Falange, opto por un excelente colegio seglar, dirigido por un encantador pedagogo -invidente- a quien llamábamos cariñosamente Mancho. No volví a verlo, hasta que ya "Príncipe de España" me recibió en el Palacio de la Quinta, pocos meses antes del fallecimiento de Franco, la afabilidad, la simpatía, la sencillez fueron las mismas que no lo han abandonado nunca. Yo todavía era escéptico sobre sus posibilidades de mantenerse en el poder, no ocultó nunca sus inclinaciones liberales y pluralistas y apenas se privaba de hacer alguna velada censura al orden de cosas existente, en una oportunidad, un amigo común le insistía en la necesidad de que hiciese un viaje a Sur América, como lo hiciese en demasía, me llevó a un lado y me dijo: con cuatro o cinco penas de muerte que tiene el Caudillo sobre su escritorio, yo no puedo viajar a Latino-américa, asentí con la cabeza y continuamos el coloquio. Su obra como Jefe del Estado fue la piedra miliar sobre la que se levantó la democracia española. Aunque sólo fuese por ese colosal haber, lo saludo con respeto y gratitud. Y reproduzco dos excelentes artículos del politólogo y humorista venezolano Laureano Márquez y del gran escritor español Don Javier Marías.
Alfredo Coronil Hartmann
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Inicio del mensaje reenviado:
Se vé que el ingenio no para y ya hay cientos de wasap sobre el rey. Muy bien, pero... Además de chistes se están difundiendo por la red mensajes contra la monarquía (democrática que se les olvida añadir) y esta tarde hasta una manifestación en Madrid. Yo quiero difundir que la monarquia es un bien añadido a la marca España, que los mensajes en pro y contra son posibles porque tenemos LIBERTAD y en grandísima medida se debe al Rey Juan Carlos I, sin duda y a lo largo de la Historia de España el mejor Rey que hemos tenido. Esa libertad es gracias a él, reconocerlo y agradecerlo es de BIEN NACIDO ¿Acaso es poco que devolviera la soberanía al pueblo español? También ha habido errores... En su vida privada... Creo que como todos cometemos... ¿Acaso todo el mundo es perfecto, día y noche, en el trabajo y en su vida privada... Durante 39 años? El sentido común responde bien. Otros con mas poder y "elegidos" democráticamente han mentido, robado e incluso ayudado a hundir esta gran Nación.. en menos tiempo. Me gustaría que si estáis de acuerdo difundais este mensaje. Ser español y valorar al Rey no tiene nada que ver con ser de derechas ni izquierda. Yo soy español.p
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Carta al rey
06/06/2014. Editorial Tal Cual
Laureano Márquez P.
Señor:
Ya ve usted qué diferentes son los países. Lo digo por la ligereza con la que se ha tomado su abdicación. Nada debe ser más difícil que reinar sobre el alma española, cuya complejidad y contradicciones hemos heredado los hispanoamericanos, en muchos casos agravadas por los propios ingredientes que la historia particular de ambiciones y demagogias ha puesto en cada caso. Usted, en mala hora, mató un elefante en África (por cierto, pidió públicas disculpas por el asunto, algo que jamás le hemos oído a un gobernante nuestro en 200 años de independencia y créame que a veces las han puesto más grandes que un elefante) y con ello se pretende anular 39 años de brillante reinado que tantas vidas le ahorró a la España de charanga y pandereta, llena de heridas de bando y bando. Nosotros llevamos más de 40 muertos humanos, amén de innumerables torturas y violaciones a los derechos humanos en los últimos meses y más de 24.763 muertos en 2013 (según la ONG Observatorio Venezolano de Violencia) por la inseguridad —que verdaderamente es la única que aquí reina por completo y sin visos de que vaya a abdicar— y la izquierda alcahueta de su país no dice ni esta boca es mía. Las muertes de la “izquierda” definitivamente son menos muertes que las de la derecha. Siempre ha pasado en la historia: no es lo mismo Hitler que Stalin o Mao, ni Fidel que Pinochet. No hay museo de la memoria para los muertos, torturados y desaparecidos de las dictaduras de izquierda.
Qué fácilmente olvidan algunos el difícil tránsito del franquismo a la democracia, que Suárez y usted llevaron con tanto tino; el establecimiento de un sistema de libertades inexistente en España y el respeto a una pluralidad cultural en la que no hay nada más español que negar la hispanidad. A los mismos que les parece excelente que Fidel traspase el poder a su hermano, sin que los cubanos hayan votado nunca una monarquía, les parece mal que usted abdique en favor de su hijo Felipe, cuyo mayor inconveniente será, sin duda, que siendo el sexto de su nombre, inevitablemente, quedará asociado su reinado a Camilo, que es el único Sesto que España ha conocido en los últimos tiempos.
Renunciar al poder, de cuyo ejercicio efectivo además usted carece, por tratarse la suya de una monarquíaconstitucional que aleja de sus manos las tareas de gobierno, es algo que desconcierta nuestras ambiciones de poder perpetuo. Nosotros al independizarnos cambiamos la monarquía por una caterva de reyecitos que nunca han sido constitucionales. Se quedaron en la monarquía absoluta y creen que su poder está fundado en el derecho divino, pero no de Dios, sino de lo divino que es permanecer en el gobierno, más como caporales que como estadistas. Otra tacha que lanza sobre su reinado esa ambivalente izquierda española, cuyo eco oímos por aquí, es el tema de su yerno, censurable también, pero debidamente investigado por los tribunales. Le aseguro que por estos lares nadie se atrevería a abrirle ningún juicio ni siquiera a un primo (aunque sea de Rivera) del cuarto grado de consanguinidad. De hecho, la malversación de nuestras “familias reales” es pública y notoria y ningún juez se atreve siquiera a levantar la venda de la justicia ni un milímetro, para ver que nuestros “reyes” andan siempre desnudos. Hemos visto desde nuestros predios, donde no se consigue ni papel para limpiarse el culo (que en España no es mala palabra), cuestionar su gestión por la crisis económica en la que España se ha visto sumida. Los que se ofenden por los 7 millones de euros que cuesta el sostenimiento de la Casa Real (por cierto, 12,6 menos que en el 2010), son los mismos que se han dilapidado 3.000.000 x 100 x 31 x 12 x 16 dólares y para los cuales 7 millones de euros seguramente es el sencillo de una buena comisión o negocio fraudulento. Y no le cuento del presupuesto de nuestra Presidencia, no solo por evitarle un real soponcio, sino porque no sé a qué euro debe calcularse, si negro, Sicad I o II, pero créame que le llevan una morena.
En fin, le escribo ahora que ya no será más rey para que nadie diga que le adulo. Además, no podrá usted nombrarme marqués, porque el marqués de Márquez suena ridículamente cacofónico. Me encantan los árboles caídos. Usted y Benedicto XVI son para mí lo más parecido a eso que se denomina “héroes de la retirada”. Los que en su renuncia se engrandecen y muestran que hay otros intereses colectivos por encima del ego personal, que no es poca cosa en un rey: ahí tiene usted a Isabel, que con tal de que su hijo nunca llegue a ser rey está dispuesta a vivir 150 años. Usted fue, simultáneamente, el peor error de Franco y el mejor acierto de la España moderna. Lástima que los españoles se avergüencen tanto de sus aciertos y, como nosotros, celebren tanto las metidas de pata.
JM y el rey Juan Carlos
Javier Marías cree “un poco demencial” plantear ahora lo de la República
El escritor Javier Marías es “republicano de corazón”, pero cree que el reinado de Juan Carlos I ha sido, “probablemente, el período más largo de paz y bienestar que ha tenido España”, por lo que considera “un poco demencial” que se pida un referéndum para ver si se quiere continuar con la monarquía.
“Por mucho respeto que se le haya perdido en los últimos tiempos a la figura del Rey, creo que todavía es más respetado por parte de un país con tendencias iconoclastas de lo que podría serlo cualquiera que fuera elegido presidente de la República”, afirma Marías en declaraciones a Efe.
Este escritor, uno de los más importantes en lengua española de las últimas décadas, defiende la monarquía para España, dado que “la alternativa sería un presidente de la República elegido y que podría ser desde José Bono hasta José María Aznar, Esperanza Aguirre o Rouco Varela”.
El rey Juan Carlos, añade el escritor, es una figura a la que, “personalmente”, le tiene “mucho aprecio y mucho agradecimiento y respeto. Y no hay que olvidar que impulsó la democracia en España”.
“Digamos que, siendo republicano de corazón, hace ya muchos años que, tal como es este país y tal como ha ido este reinado, creo que no está mal que haya una figura que tampoco interfiere realmente (en los asuntos de Estado), porque es verdad que el Rey reina pero no gobierna”, comenta.
El autor de Corazón tan blanco no es de los que consideraba “necesario” que el Rey abdicara en su hijo Felipe, al que ve preparado para reinar. “El Príncipe tiene buena pinta”, dice con humor.
Más bien opina que “todo lo que ha habido en torno a la figura del Rey en los últimos tiempos es histérico y exagerado a más no poder”.
“España es un país absurdo. Se toleran las corrupciones de montones de políticos, a los cuales se ha votado en elecciones a sabiendas de que eran absolutamente corruptos, aunque no hubiera sentencias en firme, y aquí nadie se ha rasgado las vestiduras por eso”, asegura el novelista.
Al escritor no le casa esa “tolerancia absoluta” hacia los políticos con “la intransigencia” que muchos han mostrado tras producirse en el seno de la familia real “un posible caso de corrupción en la figura principalmente de un yerno y, quizá, de la hija del Rey”.
“Ha habido como una especie de histeria generalizada y se ha decidido que eso salpicaba enormemente a la propia figura del Rey y a la familia real en su conjunto. Yo no lo veo”, insiste el autor de novelas como Mañana en la batalla piensa en mí, Tu rostro mañana o Los enamoramientos.
Pero respeta la decisión del Rey de abdicar en su hijo.
Don Juan Carlos “es un hombre con una edad considerable y quizá también le haya parecido que no era cuestión de convertir al Príncipe Felipe en una especie de Carlos de Inglaterra, que ya está en la edad de la jubilación y no se sabe qué hacer con él. Esa es la impresión que da”.
Y “ha sido sabio” por parte del Rey no abdicar “en el momento en que se le reclamaba que lo hiciera con más gritos, sino hacerlo cuando había retomado sus actividades y había vuelto a viajar de nuevo”, concluye Marías.
EFE, 4 de junio de 2014
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