Con gran placer reproducimos este artículo del Antropólogo y cineasta, Alvaro Pérez Betancourt, sobre la defensa de soberanía nacional, que protagonizó su abuelo, el presidente Rómulo Betancourt.
Alfredo Coronil Hartmann
Itaca 30 de abril de 2014.
Caracas, 29 de abril de 2014
Rómulo Betancourt: En defensa
de la soberanía nacional
Álvaro
Pérez Betancourt
Hoy, como nunca antes, el pensamiento de Rómulo Betancourt muestra su
vigencia. Temas que van desde la concepción misma de la República y su forma de
gobierno, civil y democrático; el papel de las Fuerzas Armadas como cuerpo
apolítico, obediente, no deliberante; hasta el valor de la soberanía nacional,
la necesidad de utilizar los recursos en el desarrollo propio y el decoro en
las relaciones internacionales merecen ser expuestos a la opinión pública para
desafiar la arremetida autocrática y militarista que se ha impuesto en el siglo
XXI venezolano.
El 11 de noviembre de 1961, el gobierno nacional presidido por Betancourt
rompió relaciones con Cuba. El discurso pronunciado en cadena de radio y
televisión frente a la nación contiene muchos de los elementos de la que fue la
república civil a la que debemos
regresar.
Si bien había suficientes razones para que se produjera la ruptura de
relaciones diplomáticas con la isla, ésta no se llevó a cabo de manera abrupta
e intempestiva. Antes bien, ya tomada la
decisión, se hicieron los trámites correspondientes frente a gobiernos amigos
para que amparasen a los ciudadanos cubanos que permanecían asilados en nuestra
embajada, “cobijados bajo la protección de
nuestra bandera”,
al decir de Rómulo.
La actitud hostil de Cuba contra Venezuela y sus
gobernantes legítimamente electos y la acusación de que éstos respondían a
intereses de una potencia extranjera, condujeron al gobierno, entre otras
razones, a tal ruptura. Sin embargo, conceptos como la repulsa pública que mostraba el gobierno democrático a los
mecanismos utilizados por el régimen cubano (fusilamientos políticos,
apresamientos en masa e irrespeto a la dignidad de la vida) no constituyeron
razones para aprobar invasiones armadas a la isla, o intervenir en los asuntos
cubanos; aunque hace RB distinción importante acerca de los mecanismos legales
y legítimos para “impedir que miembros de la
comunidad regional interfieran en los asuntos internos de otro, u otros, y se
conviertan en riesgo potencial para la paz de América, al supeditar su política
internacional a la de potencias extracontinentales y al adquirir en ellas
verdaderos arsenales bélicos”.
Contaba el presidente con suficiente autonomía por
ley para decidir en política internacional el cese de relaciones, sin embargo, expresa
abiertamente la importancia que tuvo la consulta, la participación y el apoyo
de las fuerzas vivas de la nación, incluyendo a las Fuerzas Armadas. Elementos
todos que desplegaban la calidad de nuestra democracia, aquella que luchaba por
establecerse y consolidarse, muy a pesar
de los reiterados intentos de acabar con ella a través de golpes de Estado de
derecha e izquierda, más el atentado atroz contra la vida de Rómulo, ocurrido
apenas un año antes, en 1960. En la misma pieza oratoria invitaba a sus
adversarios políticos a hacerle oposición a la medida de la ruptura que acababa
de tomar el gobierno, a través de los mecanismos que la democracia ofrecía: las
curules parlamentarias y los órganos de
prensa sin censura ni represalias.
***
En los tiempos que corren van sucediéndose en
nuestro país acontecimientos de todo tipo. Nuestros recursos van a parar a las
arcas y las causas de otras naciones, privilegiando el desarrollo de aquellas
en detrimento del país; nuestras Fuerzas Armadas “batallan”, represivas, contra estudiantes y menores de
edad desarmados que claman por mayor
seguridad en sus centros de estudio y del país; se rompen relaciones con otros estados sin
llevarse adelante consultas ni cancelar los compromisos adquiridos con
anterioridad; se toman decisiones unilateralmente en cadena de radio y
televisión y se declaran como enemigos de la nación a connacionales que solicitan
le sean respetados sus derechos civiles a la protesta, a la expresión libre y
sin censura.
Volver a nuestras raíces democráticas, estudiar
los lineamientos de los planes de consolidación del sistema de libertades es un
deber con nosotros y con nuestro futuro.
Por eso invito la lectura del mensaje que hace más
de cincuenta años dirigiera el presidente Betancourt al país con motivo de la
ruptura de relaciones diplomáticas con Cuba.
Leer el
texto completo en el blog:
http://romulobetancourtbello.wordpress.com
Enlace: http://wp.me/P4uzAj-4v