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7 de febrero de 2016

EDITORIAL, EL NACIONAL 7 DE FEBRERO DE 2016 " (Sin) vergüenza nacional " / pararescatarelporvenir.blogspot.com, 7 DE FEBRERO DE 2016

EDITORIAL, EL NACIONAL 7 DE FEBRERO DE 2016



(Sin) vergüenza nacional

7 DE FEBRERO 2016

Que en el gobierno rojo y su partido están plagados de gallitos de pelea, guapetones de barrio y busca pleitos es cosa resabida y, por tanto, no sorprende que, cuando las voces de la sensatez se pronuncian contra los despropósitos del régimen, se produzcan en cadena verdaderas orgías de altisonancias que ni en un patio de bolas criollas se oyen con tanta frecuencia, como la que tenemos que soportar al (in) Maduro pendenciero mayor.
Lo que dijo sin argumentos y con rabia incontenida al presidente de Empresas Polar es indigno de un jefe de Estado: “Sal al ruedo, Lorenzo Mendoza, hipócrita, doble cara. Si no puedes con tus empresas, entrégale tus empresas al pueblo, que el pueblo sí puede. Bandido, ladrón, oligarca, traidor”.
¿Cómo se atreve ese señor a sostener “que el pueblo sí puede”, cuando en su mismo regurgitar de improperios se contradice y le irrespeta olímpicamente al afirmar que la oligarquía ganó la Asamblea Nacional porque “el pueblo se confundió”?
Hay que ser bien reaccionario y tener en muy baja estima por el votante para opinar de modo tan destemplado sobre una victoria que estaba cantada desde que comenzaron a deshacerse las costuras de un mandato heredado en circunstancias más que sospechosas, y mantenido con trapisondas como el dakazo, cuyos efectos no pudo el mandón replicar en lo que quiso fuese plebiscito, sin calcular que el tiro le iba a salir por la culata.
El desenfreno de Nicolás no tiene límites. Escarnecido Lorenzo y agraviadas las masa, quiso hacer una gracia a los milicos y le salió una morisqueta del tamaño de un monumento. Propuso nada más y nada menos que la creación del Congreso de la Patria Militar para darle beligerancia, contrariando la Constitución, a la Fuerza Armada Bolivariana.
“Ven a mí que tengo flor”, frase del occiso con la que remataba sus apropiaciones indebidas, y que susurra Maduro a los oídos verde oliva: Cuento con ustedes para desconocer a la Asamblea Nacional, es decir, para pisotear la soberanía popular y burlarse de la voluntad de cambio, expresada en las urnas, de la catastrófica deriva trazada por esta irracional gestión.
Enumerar los disparates hilvanados en arengas preparadas vaya usted a saber por qué perfecto idiota castro bolivariano sería labor de nunca acabar. Sin embargo, es indispensable anotar que tales desaguisados llaman la atención de medios internacionales que los recogen, con detallado lujo, en sus páginas y portales, en las que pueden leerse declaraciones de Tomás Guanipa que resumen lo que la mayoría piensa: “Nicolás Maduro se convirtió en una vergüenza nacional”.
En una oportunidad, Hugo Chávez se cruzó en el camino del ex presidente peruano Alan García quien le acusó de ser un sinvergüenza, que se llenaba la jeta estigmatizando al “imperio” pero que dependía de los gringos para colocar el crudo.
 Esa sinvergüencería la heredó, con el coroto y la sartén, este embrollón que quiere gobernar, pero al que no se le puede seguir la corriente.  


11 de noviembre de 2015

El pensamiento cautivo, EDITORIAL, ANALÍTICA, Miércoles 11 de noviembre de 2015, / pararescatarelporvenir.blogspot.com

El pensamiento cautivo



Lo triste de este fenómeno, como bien lo señala Milosz Czeslaw, fue la complicidad de los intelectuales que, literalmente, se entregaron a la falacia de unas presuntas “democracias populares”
 

Analítica


En un extraordinario libro, el pensamiento cautivo, el poeta y premio Nobel de literatura Milosz Czeslaw explica cómo los intelectuales en la era estalinista permitieron y promovieron la instalación de una feroz y sanguinaria dictadura.
Su principal argumento es que el hombre moderno, para llenar su vacío espiritual, se entregó a un nuevo credo representado por una ideología totalitaria que, una vez que a través de ella lograban controlar el poder, se imponía un régimen destructor de todas las instituciones preexistentes que garantizaban la libertad ciudadana e imponían su dominación, utilizando el terror como método para difundir el miedo como patrón de conducta en una sociedad que dejaba de ser el espacio para la convivencia de los ciudadanos para convertirse en una de súbditos atemorizados.
Lo triste de este fenómeno, como bien lo señala Milosz Czeslaw, fue la complicidad de los intelectuales que, literalmente, se entregaron a la falacia de unas presuntas “democracias populares” que imponían un nuevo credo con nuevas normas de conducta, pensamiento e incluso de creación, todo eso bajo el manto oscuro del marxismo-leninismo.
Lo grave es que después de las denuncias de Jruschov sobre los desmanes de Stalin, después de conocer, a través de la obra de Soljenitzin, la existencia del temible Archipiélago de los Gulag, después de la caída del Muro de Berlín, aquí en nuestro país exista una dirigencia política que aún cree en el estalinismo como fórmula política para “ liberar” al pueblo cuando lo único que en realidad logró fue encadenarlo e impedir su prosperidad.

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13 de septiembre de 2015

Editorial: Vientos totalitarios, EDITORIAL, del diario El Tiempo, Bogotá 12 de sep.de 2015 / pararescatarelporvenir.blogspot.com 13 de septiembre de 2015

Editorial: Vientos totalitarios

Ante el gobierno de Nicolás Maduro, Colombia debe guardar distancia y aferrarse a la diplomacia.

Una tras otra, y de manera cada vez más atropellada, llegan de Venezuela señales de que la revolución bolivariana está decidida a despojarse de sus ropajes democráticos.
Esta semana se produjeron varias, siendo la más visible la condena de 13 años y nueve meses de prisión al líder opositor Leopoldo López, tras un juicio plagado de irregularidades y duramente criticado. La Unión Europea ha recalcado que los acusados –López y cuatro estudiantes– no gozaron de “las garantías adecuadas de transparencia y debido proceso legal”, mientras que la ONG Human Rights Watch, por medio de su director para las Américas, José Miguel Vivanco, planteó que la condena se produjo luego de “un proceso en el cual el Ministerio Público no aportó evidencias que los vinculen con delito alguno, y no se permitió a los acusados ejercer su defensa adecuadamente”. En el mismo pronunciamiento, ha recordado cómo los miembros del Tribunal Supremo de este país “han expresado de forma pública su compromiso con promover la agenda política del Gobierno”.

Y hubo más. La decisión de declarar inejecutable el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que le ordenó al Gobierno devolverle la frecuencia al canal Radio Caracas Televisión (RCTV), sirvió para recordar que uno de los grandes logros de estos 16 años de gobierno del chavismo ha sido la asfixia de los medios que no comulgan con el régimen. Todo esto, mientras subía el tono de los pronunciamientos de Nicolás Maduro contra el Gobierno colombiano luego de decidir cerrar también el paso fronterizo de Paraguachón. El mandatario se pronunció en unos términos que marcan nuevos hitos negativos en la historia de la relación binacional y, en general, de la diplomacia en el planeta, lanzando dardos contra distintos blancos, entre ellos los medios de comunicación colombianos, a los que, entre otros epítetos, calificó de terroristas y mentirosos.
Una opinión que necesariamente debe ser leída a la luz de lo expresado por la Corte Interamericana en su pronunciamiento frente al caso de RCTV. El tribunal es claro en que el Estado venezolano, al no renovarle la concesión a dicho canal, buscaba no solo “alinear editorialmente al medio de comunicación con el Gobierno”, sino también acallar las críticas en contra suya, que por este canal se difundían. “Las cuales se constituyen, junto con el pluralismo, la tolerancia y el espíritu de apertura, en las demandas propias de un debate democrático que, justamente, el derecho a la libertad de expresión busca proteger”.
Para enriquecer el contexto se puede citar el más reciente informe de la Sociedad Interamericana de Prensa sobre la libertad de prensa en el país vecino. Este da cuenta de la manera como es “criminalizada y judicializada toda forma de expresión social y política disidente, sea de periodistas, de dirigentes vecinales, estudiantiles o políticos”. Luego añade: “La propaganda oficial proselitista copa los horarios estelares de la programación radial y televisiva; genera, a través de repetidas cadenas oficiales o presidenciales, un efectivo blackout informativo”.
Estas son, pues, las credenciales de Caracas para hacer juicios de valor sobre la forma como la prensa colombiana desempeña su labor. Pontifican sus funcionarios al respecto y hacen señalamientos temerarios e infundados los miembros de un gobierno que se ha inclinado por una definición de libertad de prensa que en nada coincide con la de los Estados que han optado, con altas y bajas, por supuesto, por la democracia liberal. Esta se basa, nunca sobra recordarlo, en el pluralismo y la certeza de que la prensa libre es una viga estructural de la democracia.
El paradigma bolivariano, en cambio, es aquel propio de los regímenes totalitarios, como el de Corea del Norte, en el que solo pueden circular la información y la opinión que cuentan con el aval gubernamental. Un lamentable escenario, hacia el cual también avanza, por camino diferente, el gobierno de Rafael Correa en Ecuador, el cual, a todo el arsenal legal para censurar la prensa, le sumó esta semana la decisión, tomada luego de un proceso administrativo relámpago, de cerrar la ONG Fundamedios, primordial en el apoyo a la libertad de prensa.
Todo esto, y en particular lo de Venezuela, debe preocupar a Colombia. El tono que esta semana tuvieron las declaraciones de Maduro y su canciller, Delcy Rodríguez, en el marco de la crisis por el cierre de los pasos fronterizos, es otro indicador del rumbo que ha tomado Caracas. Apelar a enemigos externos y atizar el sentimiento nacionalista entre la población, mediante discursos acalorados plagados de adjetivos y carentes de sustento, es una fórmula harto conocida en la historia de los regímenes de este corte, sobre todo cuando asoman dificultades serias.
Firmeza, prudente distancia y apego a la diplomacia es lo que le corresponde al país ante el cuadro que hoy presenta la vecindad. Y un mensaje muy claro de que nuestros valores democráticos se mantendrán firmes, sin importar cuán fuertes sean los vientos.

10 de septiembre de 2015

El Nuevo Herald, Editorial, EN NUESTRA OPINIÓN: Leopoldo López: un proceso judicial contaminado, Miami 8 de septiembre de 2015/ pararescatarelporvenir.blogspot.com 10-09-2015

Editorial


SEPTIEMBRE 8, 2015

EN NUESTRA OPINIÓN: Leopoldo López: un proceso judicial contaminado


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26 de junio de 2015

EDITORIAL, del diario El Nacional, 26 de junio de 2015: "AFRODESCENDIENTE PRIMERO"


EL NACIONAL

EDITORIAL: afrodescendiente primERO

Empeñados en interpretar los hechos como hubiesen querido que ocurriesen, para así poder reescribir el pasado a su manera y sustentar con una epopeya de utilería su razón –o sin razón– de ser, el socialismo bolivariano y su enfermedad infantil, el nicochavismo, han improvisado homenajes a héroes más o menos legendarios o imaginarios mediante actos que, en cualquier país serio, serían considerados faltas de respeto a la memoria nacional.
El 8 de diciembre de 2001, Hugo Chávez presidió, en el Panteón Nacional, una ceremonia que pretendía solemne –con voluntarios semidesnudos fingiendo ser aborígenes– que terminó siendo una mamarrachada para trasladar “simbólicamente” los restos del cacique Guaicaipuro a ese recinto, un acto estrechamente ligado a manipulaciones electoreras para hacerse con cuatro diputaciones que no se oirían, pero que servirían al levantar la mano.

Siguiendo el ejemplo, a la cúpula gobernante le dio por trasladar a esa última morada de próceres los despojos simbólicos de Pedro Camejo, el Negro Primero, un supuesto teniente (¿oficial negro en un ejército de blancos del siglo XIX?, difícil de tragar esa píldora) del que se tuvo noticias gracias a Páez, quien además de talante guerrero tenía talento para la música y la escritura, de modo que tal vez el combatiente afrovenezolano haya sido una metáfora del León de Payara para ennoblecer la negritud que, hasta 1854, estuvo sujeta al régimen esclavista.
Luego, el epítome de la cursilería patriotera, Eduardo Blanco, se encargaría de adornar el pastel con aquello de “Mi general, vengo a decirle adiós porque estoy muerto”.
No faltaron tambores sanjuaneros en la peculiar y también simbólica inhumación de Camejo que eclipsó desfiles, paradas, ejercicios militares y exhibiciones pirotécnicas, y que fue el número estelar en la programación del Día del Ejército, día en el que se nos recuerda cómo las huestes libertadoras (con apoyo británico) derrotaron, en el campo de Carabobo, a las tropas realistas en una confrontación fugaz en la que hubo menos muertos y heridos de los que se contabilizan en nuestras carreteras durante una temporada vacacional.
Al menos es lo que se deduce de los partes de Bolívar “mesmo” y del ministro de Guerra y Marina de la República de Colombia, Pedro Briceño Méndez. Tampoco faltaron improperios e insultos de parte del políticamente incorrecto parlamentario mayor quien, en el salón elíptico, descalificó a la oposición por negarse a participar en actos que terminaron siendo excluyentes y racistas en sentido inverso: la designación de Aristóbulo Istúriz, como orador de orden, y la presencia de Danny Glover como moro de lujo corroboran nuestro aserto.
Esas manipulaciones populistas buscan fomentar un odio de clase con fundamentos raciales, ajeno a un país cuyo mestizaje le distingue como uno de los más igualitarios de la región. Aquí la marginalidad no ha sido producto de arraigados prejuicios étnicos, como en Cuba, Brasil o Perú, sino de ancestrales desequilibrios económicos.

22 de febrero de 2015

"BASTA DE REPRESIÓN" EDITORIAL del diario El País, de Madrid, España, 22-02-2015

El muy importante diario español El País, independiente de tendencia social-demócrata, publica hoy 22 de febrero de 2015, el Editorial que reproducimos.




EDITORIAL:

Basta de represión

La injustificable detención del alcalde de Caracas debe facilitar la unidad de la oposición

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La detención —brutal en las formas e inaceptable por su significado político— del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, no puede ser justificada de ninguna forma, por más que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, apele a teorías conspiratorias. El trato vejatorio y violento contra la persona que los caraqueños eligieron como su representante, la violencia empleada —incluyendo derribo de puertas y disparos— y la incertidumbre sobre la situación jurídica y física en la que quedó el detenido son absolutamente incompatibles con cualquier atisbo de existencia de un Estado de derecho.
Maduro no entiende que la democracia no consiste en alcanzar el poder y una vez logrado saltarse cualquier regla y justificar cualquier atropello siempre que esté envuelto en el gastado discurso grandilocuente del populismo. Un discurso que contrapone de forma falsa los intereses del país —de los que el gobernante venezolano parece ser el único intérprete— a los derechos de los ciudadanos y a las reglas de la democracia.
El presidente apunta a una fantasmagórica conspiración que habría urdido un supuesto “eje Madrid-Bogotá-Miami” que “saca barbaridades todos los días” sobre Venezuela. La realidad es la opuesta. Casi a diario se perpetran barbaridades oficiales contra la democracia en Venezuela: la autorización al Ejército para usar armamento de guerra contra las manifestaciones civiles, la detención —hace ya un año— y maltrato físico en prisión del líder opositor Leopoldo López, el despojo de su acta de diputada y la agresión a la opositora María Corina Machado, el acoso sistemático a la libertad de prensa, las expropiaciones arbitrarias y la detención del alcalde Ledezma como si fuera un peligroso terrorista son solo algunos ejemplos.
Con este panorama, es imprescindible que la oposición venezolana adopte una estrategia realista y generosa que supere sus divisiones y personalismos. El abismo ante el que está el país hace necesario dejar de lado ambiciones y agravios, reales o imaginarios, instalados en el pasado. Es urgente presentar un proyecto de unidad para garantizar la calidad democrática del sistema político y el bienestar material de una sociedad sumida en una escasez y una inseguridad inconcebibles hace apenas unos años. Venezuela atraviesa un momento crucial y es fundamental que la oposición democrática muestre que está a la altura del desafío.

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