Coronil Hartmann pregunta: ¿La naturaleza del engendro?
27 de julio de 2013
A estas alturas resulta casi una ociosidad discurrir sobre la esencia, naturaleza o condición del experimento chavista y su deplorable epílogo “madurista”. En 15 años de vicisitudes los escasos intelectuales ligados al “proceso” intentaron, con escaso éxito, fabricarle una vistosa etiqueta, que fuese mercadeable en el mundo de lo que los españoles llaman la “izquierda caviar”. Han podido ahorrarse sus esfuerzos, ese mercado está allí, siempre ávido de cualquier espantapájaros vistoso, mientras más “pintoresco” mejor y lo adquieren sin “beneficio de inventario” en realidad sus motivaciones confesables –de las otras no me voy a ocupar- están basadas en sus propios complejos o prejuicios.
Para los europeos, la nunca digerida pérdida de la preeminencia mundial, que en el caso de mis muy queridos y cercanos franceses llega a veces a la caricatura, es el resorte fundamental. Muchos “liberales” gringos esconden su complejo de culpa, aupando de manera suicida cuanta iniciativa antinorteamericana aparezca, los ejemplos son innumerables, basta ver como la mayoría de las series televisivas enfatizan los maltratos y la discriminación de las minorías y repiten las propagandas bien vendidas de las dictaduras “socialistas”, hasta el “Dr” House, que parecía un muchacho serio, pondera las excelencias de la medicina cubana.
Los asiáticos y africanos, algunos de ellos herederos de culturas milenarias, de riquísimo acervo, transfieren el reconcomio dejado por los grandes imperios europeos a los denostados gringos, quienes –al menos en estos tiempos- bajan la cabeza y parecen asentir, es muy raro recibir una respuesta asertiva y concreta de los muchos logros de ese gran país en defensa de valores irrenunciables a la condición humana.
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Desaparecido el fundador de la “revolución bonita” los pronósticos y pretendidos análisis sobre la superveniencia o no del “chavismo sin Chávez” y del PSUV han costado algunas resmas de papel y tinta, en esas mismas aguas flotan y se confunden los demócratas que predican la cohabitación y hasta el contubernio con los sobrevivientes del régimen y los desplantes despectivos de quienes se sienten herederos legítimos de un personaje, indudablemente histórico.
Nunca existió una coherencia revolucionaria ni ideológica en el discurso del comandante Chávez, en esa polémica sobresalió un lúcido artículo del Dr.Francisco Vera Izquierdo, en el cual refiere la triste historia de los partidos creados desde el poder: Cívicas Bolivarianas, PDV, FEI y augura una suerte similar para el PUS o PSUV, no recuerdo con precisión el nombre. Se olvidan quienes descalifican como revolucionario al comandante con boina de “requeté” que su carácter revolucionario proviene no solo de su régimen clientelar, de sus mítines portátiles, y de su generosísima chequera –particularmente en el exterior- Irán, Nor-Corea, Nicaragua, Ecuador y Bolivia. Los chicos malos según el paradigma norteamericano.

Los brillantes muchachos que siguieron a Rafael Caldera, a Lorenzo Fernandez y a Pedro José Lara Peña, han podido caer en la tentación, frente a una AD aplastantemente mayoritaria y popular, pero no mordieron el anzuelo: León XIII, Peguy; Sturzo, Maritain, Teilhard de Chardin, De Gasperi, Bernanos, Lebret, Lepp, Juan XXIII y tantos otros, los encaminaron hacia la doctrina social de la Iglesia y el compromiso con los pobres. A los pocos años nada quedaba del “¡Curazao a noi!”, triste remedo del “Trieste a noi” de los fascistas italianos, ni del paso de ganso de alguna marcha juvenil, ni de José Antonio y su “..a cara al sol con la camisa nueva”. Y Copei le peleaba el centro izquierda a Acción Democrática.
La sociedad civil, adormecida por la paz y el progreso sostenido de los primeros lustros de democracia, se apoltronó, y ahíta de generosas y bien diseñadas becas, en las mejores universidades del mundo, pensó en su vida personal más que en su devenir de pueblo. De allí que cuando el modelo democrático empezó a descomponerse no fueron capaces de exigir y castigar a una dirigencia de gestores ávidos que había venido sustituyendo a los grandes líderes fundadores y se limitaron a hablar pistoladas y a esa aberración peligrosísima del “voto castigo”. Por esa vía frívola y nada patriótica llegamos a donde estamos, el discurso electoral de Chávez era el de un orate, pero el de un orate sincero. El empresariado y los medios de comunicación social le hicieron coro. Le tocará a la Sociedad Civil demostrar si aprendió la lección, si no está dispuesta a oír cantos de sirena electorales ni a nimbar de gloria a un CNE que es una vergüenza injustificable aquí y en la Camboya de Pol Pot.

“Los muchachos” representan, qué duda cabe, la mejor esperanza de Venezuela. Hasta ahora han tenido el talento de oír “a beneficio de inventario” sin caer en el juego de nadie. Un movimiento generacional, por definición, rara vez da lugar a organizaciones orgánicas o partidos, ya que en ellos convergen individuos de disímil sensibilidad y vocación, lo más probable es que cumplida su misión regeneradora se vayan ubicando en distintas tiendas políticas y con su fuerza y su pureza las rescaten desde adentro, algunos abrirán tiendas nuevas, sería válido.
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Nuestros jóvenes adalides deberían quizá instrumentar una organización o partido instrumental –sin tinte ideológico- que les dé mayor fuerza de pegada y que no los hipoteque a nada preexistente, sobre todo a ningún vicio preexistente, así lo hicieron los chilenos, cuando crearon el Partido Por la Democracia.
Ellos constituyen la garantía y la vanguardia de una nueva sociedad. La nueva Venezuela que hemos de construir todos, tiene que estar basada en hondos e inquebrantables cimientos éticos y morales, sólo así seremos la nación que ambicionamos para nuestros hijos…
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Alfredo Coronil Hartmann
Abogado, internacionalista y político venezolano
acoronil@yahoo.com.mx
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