25 de abril de 2015

"El partido del pueblo abandonó al pueblo", por Daniel Lara farías, ponencia en la Cátedra Pio Tamayo de la UCV, La Cabilla 20 de abril de 2015





El Partido del Pueblo abandonó al pueblo

Por Daniel Lara Farías,editor de La Cabilla
(Este artículo es originalmente la ponencia que el autor presentó en la Cátedra Pío Tamayo de la UCV en el foro promovido por el Prof. Agustin Blanco Muñoz que se realizó el lunes 20 de abril de 2015 y que llevó por nombre: AD ¿El partido del pueblo de quedó sin pueblo?)
Quisiera iniciar mis palabras agradeciéndole a la Cátedra Pío Tamayo por brindarme el honor inmerecido de participar como ponente en este foro. Para cualquier ucevista es, sin duda, parte de nuestro patrimonio el tener esta cátedra. Porque el patrimonio cultural ucevista no es solo la Ciudad Universitaria, sus murales y edificios. Ese patrimonio, está compuesto también por espacios para la discusión como este y por docentes como Agustín Blanco Muñoz y demás colaboradores de la cátedra, capaces de dedicarle mucho más que una “dedicación exclusiva” contractual a esta universidad que tanto nos ha dado y que tanto merece que le brindemos a cambio. Hago votos por la permanencia de este espacio y expreso mi agradecimiento a la comunidad universitaria por haber hecho la defensa del caso para que esta cátedra siga en pie en los espacios de esta, la sala de siempre. Ojalá perdure muchos años más, por el bien de nuestra UCV.
Rescatar AD para rescatar la democracia. Rescatar la democracia para rescatar a Venezuela. Esa ha sido y es la posición del autor,expresada en La Cabilla en distintas oportunidades.
Rescatar AD para rescatar la democracia. Rescatar la democracia para rescatar a Venezuela. Esa ha sido y es la posición del autor,expresada en La Cabilla en distintas oportunidades.
Hablar de Acción Democrática puede ser, según se vea, un ejercicio de análisis político, una jornada de nostalgia, una labor para historiadores o, dirán algunos, para médicos forenses. Hay suficientes puntos de vista en esta sala y en este país, para revisar a AD tanto en su pasado como en su presente.
Pero quiero circunscribirme a la pregunta que le da nombre a este foro ¿Es AD el partido del pueblo que se quedó sin pueblo?
Respondo de esta manera:
AD no se quedó sin pueblo. AD abandonó al pueblo, que es otra cosa
AD podía darse el lujo de llamarse “El Partido del Pueblo” cuando le hablaba a ese pueblo al que aspiraba representar. Hoy, parece que AD nada aspira. En las voces de sus máximos dirigentes se habla de elecciones y se repiten frases de tribuna, repetidas hasta el hartazgo. Pero no se escuchan propuestas de ruptura con la vil realidad que nos impone un régimen en el que las libertades son quimera y, tal y como ha dicho recientemente ese nuevo teórico de la filosofía de la justicia que es Nicolás Maduro, al hablar del acceso a las divisas, “no es un derecho, es un beneficio”.
Ante esa afrenta, el Partido del Pueblo nada responde. Y su postración viene desde hace rato.
AD pudo decir que era el partido del pueblo, cuando irrumpe en los años cuarenta del siglo XX hablando de las necesidades del pueblo.
En ese momento ¿Qué era el pueblo? El pueblo era mayoritariamente habitante rural, con un porcentaje de analfabetismo superior a la mitad de la población. Con una población femenina recluida en las labores del hogar y con un rol que no iba mucho más allá de la maternidad y crianza de los hijos. Con un concepto de la ciudadanía diluido en los requisitos básicos que en ese entonces le definían: para ser ciudadano de pleno derecho, había que ser hombre, mayor de 21 años, propietario y saber leer y escribir.
La jornada de discusión en la Cátedra Pio Tamayo sobre los partidos en Venezuela tuvo a AD como protagonista esta vez.
La jornada de discusión en la Cátedra Pio Tamayo sobre los partidos en Venezuela tuvo a AD como protagonista esta vez.
No había ciudadanía. Había habitantes.
Cuando AD irrumpe en la Venezuela de entonces, plantea la ruptura: Venezuela necesitaba ciudadanos. Hablarle al pueblo, o mejor aún, darle la palabra, era hablar de participación. Voto directo, universal y secreto para todo venezolano mayor de dieciocho años de cualquier género, supiera leer o no.
AD le hablaba al pueblo campesino planteando mejoras en la calidad de vida rural.
AD le hablaba al trabajador urbano planteando la defensa de sus derechos desde la organización sindical.
AD planteaba lemas y consignas. Pero mucho más, planteaba una idea de democracia ausente hasta ese momento en nuestra sociedad.
¿Qué plantea hoy? ¿A quién le habla?
No le habla a la población convertida en una masa de mendigos que se caen a golpes y empujones por pan, queso y mantequilla. No hay en el panorama nacional un solo dirigente adeco que le hable al venezolano que busca el pan en una cola bajo el sol.
Por una Venezuela libre y de los venezolanos. Pan, Tierra y Trabajo. ¿Dónde está la reivindicación de estos lemas, más allá de repetirlos en discursos vacíos, a voz en cuello, solo para buscar aplausos?
¿Por qué la Secretaría Agraria Nacional adeca no ha lanzado un solo grito de defensa de los estómagos de los venezolanos? ¿Dónde está la propuesta de reactivación de la producción agropecuaria? ¿Por qué se empeñan en hablar del tema de forma folklórica, evocando al Juan Bimba campesino con un bollo de pan en el bolsillo, imagen que hace décadas no se ve en el campo venezolano, lleno hoy de trabajadores rurales, más que de campesinos que siembran para comer? ¿Sabe la Secretaría Agraria Nacional de algo más que no sea el recuerdo de las reformas agrarias de los sesenta?
¿Por qué la Secretaría Sindical, el otrora poderoso Buró Sindical, dejó de hablarle al trabajador? ¿Por qué esa dirigencia sindical adeca ya no representa a un solo trabajador venezolano? ¿Por qué los justos reclamos que deben hacer los trabajadores al Estado por la defensa de sus derechos, no tienen al lado a un Buró Sindical adeco con historia de lucha?
¿Por qué cuando los venezolanos quieren saber qué piensa, que cree y que aspira un joven venezolano, voltea para todos lados menos hacia el Buró Juvenil adeco?
¿Por qué si AD se da el lujo de tener al pie de su escudo el lema “Por una Venezuela libre y de los venezolanos”, no tiene hoy una Secretaría de Asuntos Internacionales que denuncie nacional e internacionalmente la intromisión cubana en nuestro país, la entrega de nuestra economía a intereses rusos y chinos y el interés claudicante en el tema Esequibo? ¿Por qué no se retoma el lema y se le dice, a voz en cuello, a los venezolanos que nuestro país ni es libre ni es nuestro?
Porque la actual directiva nacional del partido ni quiere, ni le interesa hacerlo. A veces, pareciera que ni sabe cómo hacerlo. La modorra parece haberle ganado a la iniciativa. El legado histórico parece haber quedado para los libros y no para su defensa.
Desde hace más de tres años, dentro y fuera del partido, he manifestado mi preocupación ante este rumbo. Pero el debate interno es nulo, porque el partido fundado por venezolanos que se levantaron contra el caudillismo, es hoy presa de caudillos nacionales y regionales, que de paso, no tienen poder más allá de la puerta de las casas de los comités. El partido que dice ser fundador de la democracia, hoy carece de democracia interna y hasta de tolerancia hacia la disidencia y la crítica, con la institucionalización del delito de opinión vía estatutaria y la ominosa figura de la autoexclusión, según la cual todo aquel que critique al partido se considera ajeno al partido. Así, puertas afuera se habla de diálogo con el chavismo, pero puertas adentro solo hay monólogo. A los adecos nos han quebrado, desde el CEN, la moral. ¿Cómo podemos hablarle de democracia al país si desde hace cinco años hemos pospuesto elecciones internas, amparados en “el bien del partido”? ¿Cómo hablar de alternabilidad democrática y de no a la reelección indefinida, si tenemos el mismo secretario general desde 2003? ¿Cómo hablar de lucha contra la corrupción con un secretario general vinculado familiarmente con uno de los doce apóstoles de la corrupción de los setenta, reencauchado hoy en constructor del chavismo-madurismo? ¿Cómo criticarle el nepotismo a Maduro y a Cilia, si tenemos un secretario general que impone a su esposa como candidata a alcaldesa, para, de paso, perder en un municipio opositor con menos votos que el propio chavismo?
Desde el año pasado, diciendo todas estas cosas, constituimos el grupo de reflexión, discusión y difusión La Cabilla, que desde su página web ha planteado una idea: La democracia venezolana necesita partidos fuertes para defenderse. AD es patrimonio de los venezolanos, es instrumento de lucha. Por eso, los adecos no tenemos más remedio que rescatar AD como primer paso para rescatar la democracia.
Hay que sacar a AD de la modorra, porque permanecer dormidos es entregarse. Sacar a AD de la postración electoralista, donde lo único que hacemos es servir de esclavos del padrón electoral, montando una “maquinaria electoral” que más que un mito es una estafa al país, a juzgar por los resultados. No podemos mantener a nuestro partido con un mando torcido, que discute sobre planchas llenas de candidatos sin pueblo pero no sobre neveras vacías de comida. Esta dirigencia adeca actual se divorció de la militancia y del país cuando decidió dedicarse solo a las elecciones y no a las preocupaciones cotidianas. Al parecer, los miembros de la dirección nacional no han visto ni las colas de venezolanos humillados buscando medicinas, ni las colas de madres buscando pañales. Las únicas colas que ven desde el CEN son las de votantes. De resto, nada importa.
Permitir que AD siga en esta postración es contribuir a que la humillación de la búsqueda del pan, de la expropiación de la tierra y de la esclavitud disfrazada de trabajo, se mantenga. Entregar AD a la pereza de la directiva es permitir que el instrumento de lucha por el rescate de nuestra nacionalidad, se mantenga en manos de gente a la que no le interesa que hoy se presenten como nuestros líderes a los hermanos Castro, repudiados y derrotados ayer por Betancourt.
Para que Venezuela sea libre y de los venezolanos, Acción Democrática debe volver a ser libre y de los adecos.
Creo, como adeco que debemos construir el futuro del país reconstruyendo la democracia. Y siento que esa importante labor, sin AD, podría ser más difícil.
Daniel Lara F. es Internacionalista egresado de la UCV. Varguense,milita en AD desde los 17 años. Ha ocupado cargos parroquiales y seccionales en su estado natal. Conduce el programa radial "Y Así Nos Va" por RCR 750 AM. Es el Editor Principal de La Cabilla. En twitter es @DLaraF
Daniel Lara F. es Internacionalista egresado de la UCV. Varguense,milita en AD desde los 17 años. Ha ocupado cargos parroquiales y seccionales en su estado natal. Conduce el programa radial “Y Así Nos Va” por RCR 750 AM. Es el Editor Principal de La Cabilla. En twitter es @DLaraF

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