6 de agosto de 2013

"LA APOTEOSIS DEL DISPARATE"

El 6 de agosto de 2013 11:33, Alfredo Coronil <acoronil@yahoo.com.mx> escribió:
Para redigitaltv



LA APOTEOSIS DEL DISPARATE.
 
por: Alfredo Coronil  Hartmann *
 
Siempre imaginé que a los 70 años de edad estaría dedicado a escribir mis vivencias, ensayos históricos, poesía. La vida, el destino o como queramos llamarlo decide por nosotros. Llevo una existencia, casi de cartujo, encerrado en mi "nido de águila", luchando con una casa vertical (tres pisos) que cuando la compré -hace treinta años- me parecía ideal como ejercicio físico, subía las escaleras corriendo de tres en tres o de dos en dos los escalones.
 Recuerdo que mi entrañable amigo y padrino de mi matrimonio eclesiástico, Andrés Rivero Guevara, algunos años menor que yo, pero más sabio y además arquitecto, me propuso comprar un montacargas de segunda mano, maquillarlo como ascensor y tenerlo en previsión del futuro. ¡Como me arrepiento de no haberlo hecho!  Así como hace 30 años subía las escaleras de dos en dos o tres en tres, ahora suelto dos o tres “¡Ay!” por escalón y eso sin soltarme de la baranda.
No obstante un "Mayor General, ministro del Po.Po. para Relaciones Interiores, Justicia y Paz", ex-jefe de la policía política -SEBIN- me señala en unas declaraciones al voleo, en el diario marabino Panorama (http://www.panorama.com.ve/portal/app/push/noticia76518.php / ), como ligado a dos cosas incompatibles con mi posición ideológica, sensibilidad y condición humana: la "extrema derecha" y el manido, sobado y gastado magnicidio.
 
Las cortinas de humo del régimen, ya parecieran un chiste de “Radio Rochela”, si no fuera por las desgraciadas e injustas maniobras contra seres humanos encarcelados y viviendo en exilio. Para no citar el drama de Franklin Brito, la indignante prisión y desconsiderado atropello a la Dra. Hayde Castillo de López Acosta y a su esposo Tony, después del asesinato a balazos de su hijo, el viacrucis de Ivan Simonovis, la juez Afiuni, etc, etc...
 
Nunca he sido favorable a asesinar a nadie, al contrario de lo que le ocurre al alacrán  "no es mi naturaleza"  y además por haber sido engendrado y criado por médicos, quienes me enseñaron a valorar y defender la vida. Al terrorismo lo detesto. Me parece que matar a inocentes es lo más insensato, cobarde y sucio.
 
A pesar de mi fobia al asesinato, como estudioso de la historia y de las ciencias políticas, he llegado a comprender como pueden existir magnicidios o proyectos de ellos, contra figuras centrales y vitales de un régimen o de una facción de él, como el caso de Stalin, Trotsky, Franco, Hitler, Mussolini, Franklin Delano Roosevelt, Fidel, Kennedy, Lincoln, Betancourt o Bolívar, por citar a algunos protagonistas de movimientos políticos en el mundo que fueron objeto de atentados.
 
 Insisto en aclarar que “comprender” nunca va a implicar “aceptar”. Muy por el contrario, de haber sido o ser, personas que controlan a un régimen criminal, entendería mucho mejor la prisión y el castigo en vida para cada uno de ellos. No defiendo la pena de muerte, ni acepto el asesinato porque la muerte es muy corta y no se sufre lo suficiente para expiar el daño hecho a la colectividad o a la humanidad..
 
Nada de lo dicho en el párrafo anterior cabe en el caso de Nicolás Maduro, una figura –al menos hasta ahora- opaca, sin apego venezolano, ni importancia operacional para el Estado, un sustituto impuesto por Chávez y el régimen castro-cubano, seleccionado por su lealtad a ese régimen y no por alguna capacidad de liderazgo conocida y menos aun pareciera capaz de desarrollar una política de bienestar colectivo. Esto debería  estar escrito en algún manual de selección de personal establecido para elegir altos cargos estatales.
 
Matar a Maduro podría quizá interesarles más a quienes hoy acusan, sin ton ni son, para crear un caos que tapara el ya inocultable drama del país y quizá justificará para algunos un golpe de estado y  terminar por establecer este  "comunismo" con aire de mamboletas y ritmo de guaguancó. También pudiera servir para crear otro “mártir asesinado por el imperio”  construirle un templo y un gigantesco y costoso culto, oloroso a necrofilia. Así, quizás Nicolás Maduro logre tener algún puesto en la historia, mucho más relevante que el actual, viciado por  irregularidades, ineptitud y fracasos. Los cubanos son una maravilla inventando mitos.
 
Resulta obvio que, para la democracia de Venezuela y del mundo, es vital someter a juicio y castigar a todos aquellos que cometan atropellos contra las personas  y dislates con el patrimonio del colectivo, para sostenerse en el Poder.
 Matarlos no es la solución, ni desapareciendo pagarán el dolor que causaron. Tampoco tendría ningún sentido pedagógico que es un valor irrenunciable que ha de cultivar un gobierno medianamente serio.
* Catedrático universitario, ex-parlamentario, escritor. Politólogo, abogado, MS y Ph.D. en Administración Pública

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario