Un
misil azul ayer se me perdió
Por: Juan Claudio Lechin
—¿Un misil norteamericano, aquí en el aeropuerto de La
Habana? —le pregunta Raúl Castro a su secretario asistente.
—Y dentro de una caja tecnológica de colores
magnéticos, tú sabes.—asegura el funcionario.
—Ven acá —el viejo jerarca encorva la espalda —, ¿y
quién dice que es un misil, no será una lavadora para algún hotel Meliá?
El secretario levanta los hombros, hace gestos con las
manos y finalmente se intimida:
—Informo lo que el aduanero me informa, comandante,
faro revolucionario.
Efectivamente, un vuelo de Air France llevó un misil
Hellfire de alta (y secreta) tecnología hasta La Habana. El aparato había sido
enviado por los Estados Unidos a realizar prácticas en la OTAN. Al regresar de
Alemania, se traspapeló o le pusieron un sticker equivocado y terminó en Cuba.
No faltó el espía cubano avivado que reclamó suyo el desvío para ganar ave
marías con Inteligencia del Estado.
A los pocos días, y por un fee, Raúl Castro le
permitió, primero a los chinos, luego a los rusos y finalmente a los
norcoreanos, destriparle al aparato todos los chips de sus entrañas. Apenas los
gringos se percataron (el 2014), no han dejado de solicitar a sotto
voce su devolución, pues no era un hecho público.
Pero hay dos
cosas que los Castro nunca han hecho: devolver un regalo ni pagar una deuda.
Seguro alegaron que el aparato estaba en cuarentena pues lleva un virus
destinado a acabar con la revolución. Recientemente Francia, en el Club de
Paris, condonó la deuda cubana y pronto Obama visitará Cuba. ¿Alguna relación
con el misil, hubo error de Air France, hay espionaje?
Comenzando este 2016, el Wall Street Journal descubrió
este entuerto y corroboró los hechos. El misil no ha vuelto, pastando lo dejé,
cualquier información yo la voy a pagar…
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Juan Claudio Lechin
150 E 57th St. Suite 21 D
New York NY 10022
USA
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