A 100 años de Caldera, su indulto a Chávez y a Guzmán por Monagas, por: Jorge Ramos Guerra / pararescaatarelporvenir.blogspot.com 17 de enero de 2016

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A 100 años de Caldera, su indulto  a Chávez

y  a Guzmán por Monagas

por: Jorge Ramos Guerra

Este 24 de enero, se cumple el primer Centenario del nacimiento del presidente Rafael Caldera, tiempo en que  los historiadores comenzaran a revisar su protagonismo, como hacedor de la política venezolana del siglo XX, donde tuvo sus aciertos y errores, que a nuestro modo de ver, el indulto del que serían beneficiado algunos golpistas del 04 de febrero de 19992, bajo la dirección del entonces comandante Hugo Chávez Frías, fue uno de esos aciertos,  interpretativo de una realidad política, que debe ser reivindicado, ante la tragedia de lo que ello ha significado, en los primeros 15 años, de lo que inicialmente comenzó como una revolución, ahora a punto de concluir, por la desconfianza del pueblo de Venezuela y otros factores, que a los fines de este breve análisis no tienen cabida. Si de un error habláramos, ese fue su obsesiva aspiración presidencial que negara un relevo generacional de un liderazgo intelectualmente formado en su ejemplo y que deberá ser enfocado porque de no haber sido así, la historia hubiese sido otra.

Precisemos entonces, en el controversial decreto de “sobreseimiento”  que es una figura que pone fin a un proceso judicial donde no ha habido sentencia, una especie de anticipación  favorable a un procesado que está siendo juzgado por lo general por causas políticas, siendo una facultad del Presidente de la República a tenor del Código de Justicia Militar <<ordenar el sobreseimiento de los juicios militares cuando así lo juzgue conveniente en cualquier estado de la causa>>

En el caso de los militares golpistas del 4 de febrero de 1992, se formó una matriz de opinión pública a su favor. Una crisis económica y social terrible, aunado al desprestigio de los partidos políticos y a la corrupción fueron esgrimidas por unos militares para justificar su acción que sin duda constituía un delito pero no de alta “peligrosidad” según el penalista Jiménez de Asúa, porque <<el fin último que se propone es el de acelerar el progreso y el de dar una rapidez mayor a los cambios probablemente inevitables lejos de impedir la marcha ascendente de la humanidad>> Si desmenuzamos ese criterio la crisis política, económica y social de Venezuela para aquel entonces era insoportable para el pueblo, quien al conocer de las intenciones de los golpistas vieron una luz, a una salida que no proponían los políticos, teníamos una democracia podrida que a 24 años de aquella rebelión la situación es peor, solo que la experiencia indica que la vía para superar las crisis no es el golpismo, sino el constitucionalismo. De allí, por si no lo sabía quién nos lee, que la figura del “sobreseimiento” a los militares golpistas se decretara por el mismo Presidente Carlos Andrés Pérez, solo que al Presidente Rafael Caldera le correspondió sobreseer al jefe de la intentona, comandante Hugo Chávez Frías. Esa es la verdad verdadera y no esa de decir, que por culpa de Caldera, llegó Chávez al poder.

169 años atrás, Venezuela vivió una etapa de rebeliones sociales y políticas cuya responsabilidad fue atribuida al periodista Antonio  Leocadio Guzmán, juzgado y condenado a la pena de muerte, quien para la opinión pública no la merecía, hicieron suyas, las realidades que desde el periódico “El Venezolano”, Guzmán escribía ¿y de que se trataba? De lo mismo que hoy, crisis económica, política y corrupciones. Para entonces, sería la Corte Suprema de Justicia quien recomendara al presidente José Tadeo Monagas, a “conmutar la pena” y así lo decretó, extrañándole del país para la <<tranquilidad pública>> menos de un año duró el exilio de Guzmán, regresaría para ser ministro de Relaciones Interiores del mismo Monagas.

Pudiéramos concluir, como la “opinión pública” es una fuerza invisible y sabiamente lo dijo Jacques  Necker, político frances, <<solo los locos, los teóricos puros, o los aprendices dejan de tener en cuenta la opinión pública>>

Jorge Ramos Guerra

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