A los militares, volvamos a ser Venezuela
Temibles son las desviaciones de la izquierda como dijo Fidel y lo peor que podrían hacer los uniformados sería copiar a Corea del Norte
El venezolano está a punto de despertar de una segunda
burbuja y una segunda “era del parasito feliz” como lo describió excelentemente
bien Uslar Pietri, años después de la primera. Van a despertar sin nada,
furiosos en las calles porque como en el sueño de la “Gran Venezuela” del
pasado, la “Potencia Revolucionaria” habrá sido otra gran quimera de la clase
política. Como bien dijo Uslar Pietri sobre aquella primera barbaridad
histórica: “Desde luego, los hombres y los partidos que han gobernado a Venezuela”
fueron responsables. Pero “ellos no actuaron solos y a espaldas de la
colectividad nacional. Los venezolanos, en su inmensa mayoría, participamos, en
una u otra forma, en ese trágico carnaval. La burocracia parásita, los
empresarios que encontraron lucrativo y fácil vivir de favores del Estado, los
que contrataban con el sector público, todos los que, en una u otra forma, se
beneficiaron de ayudas, dádivas, préstamos sin base, subsidios de toda índole y
de la varita mágica del dólar barato” explicaba Uslar Pietri.
Por eso, como también dijo Uslar, las pocas voces que
nos alzamos contra “aquella loca carrera al desastre no tuvieron casi eco. Era
demasiado grande la tentación del enriquecimiento fácil, de la vida regalada y
el consumismo estéril”. Por una parte vendieron el populismo revolucionario a
lo bestia como modelo de desarrollo, por la otra se vendió la tesis de que el
populismo a lo bestia, pero bien gerenciado, era la solución al desarrollo. Por
eso gastamos 500 mil millones en importaciones de bienes, 130 mil millones en
importaciones de servicios, 180 millardos en pagar una deuda externa que aún
tenemos completa y 60 millardos en viajes a Disney World, el resto de los
ingresos, paradójicamente se gastaron en comprar petróleo y tapar huecos a nuestra
enorme falta de planificación, sin que se viera a la clase política hablar de
ahorrar para los tiempos duros, como estaba haciendo toda la OPEP y los países
petroleros que ya habían pasado por la primera burbuja.
También por eso cuando los venezolanos vamos a
reuniones de la OPEP nos perciben como las chicharras que no ahorraron,
pidiéndole sacrificios a las hormigas que si lo hicieron y continúan
haciéndolo. Vamos a pedir sacrificios a los demás y por eso le pedimos a Arabia
Saudita que ahorró el 35% de sus ingresos y que tiene reservas de 700 millardos
que detengan su producción. Nosotros sin disposición alguna de hacer
sacrificios mientras los árabes aumentan los impuestos (BBC), disminuyen
gastos, compras, importaciones (Reuters) y recortan severamente su presupuesto
(The Guardian) mientras aumentan las tarifas en un 50% (Bloomberg) junto a los
precios de la gasolina de 16 a 24 centavos por litro (CNN-Money). Es decir de
32 a 48 bolívares por litro a tasa Simadi y eso que ellos, pueden vivir al menos
10 años con sus reservas y fondos soberanos con un petróleo por el piso.
Por eso, amigos, el debate de fuerza es inútil cuando
vamos a la quiebra. No hay otra palabra, cuando los egresos son muy superiores
a unos ingresos menguados y no hay posibilidades de honrar lo básico. Cuando la
situación es nefasta porque en vez de hablar de cómo producir en verdad, la
clase política entra en un debate profundamente insensato sobre para donde va o
no un cuadro. No hay dinero en las cuentas y lo que es más complejo, no lo
habrá. 2015 fue una debacle cuando de $88 pasamos a 45 dólares por barril y
apenas pudimos importar $25 millardos, con todo y que el gobierno recurrió a la
venta de activos, a la venta a descuento de las deudas, las deudas por comida,
el fondo chino en yuanes volcado a productos y aunque pasó desapercibido, el
gobierno recurrió al Fondo Monetario Internacional vaciando un préstamo (porque
ese dinero no es nuestro, no nos pertenece y hay que devolverlo).
Pero el 2016 no amenaza. Mientras les escribo el
barril OPEP está en 27 y el Brent en 33, por lo que el nuestro cotiza entre 22
y 23 dólares, mucho menos ajustado a la inflación que en 1999. Va a ser el peor
año económico de nuestra historia y hay que tomar medidas si no queremos que el
2017 sea el de la gran hambruna. Para Diciembre de este año, contando con los
dos anteriores, es posible que hayamos perdido casi un cuarto de nuestro
producto interno bruto, no habrá reactivación y la gente pasará muchísimo
trabajo. Mucho, pero mucho más, que el que está pasando hoy. Con apenas 27
millardos de dólares en ingresos (un cuarto de los ingresos de 2013) y
descontadas las compras inevitables de petróleo, las asociaciones estratégicas
y los gastos de PDVSA, así como la inmensa deuda externa podremos con suerte,
importar apenas un 30% de las medicinas y alimentos que importábamos y que
necesitamos y apenas un 20% de lo que nuestras industrias necesitan para
sostenerse en pie. Así que no. No habrá muchas medicinas, ni alimentos en los
anaqueles, cuando las familias de los quintiles más pobres, comen cada vez más
productos importados.
A los pocos militares que se han declarado
revolucionarios, voy a utilizar una frase común de los cubanos de a pie: “la
poesía no se come”, una vez destruido el aparato productivo el daño es
irreparable. Como dijo y actuó Deng Xiaoping en China o extinguimos las
comunas, o las comunas extinguen a China, como también dijo el hombre que
convirtió en potencia a China “hay que abolir la polarización (...) la pobreza
no es socialismo (...) no hay ninguna contradicción entre el sistema socialista
y la economía de mercado (...) la verdadera esencia del socialismo es la
liberación y desarrollo de un sistema productivo (...) debemos si preocuparnos
por las desviaciones de la derecha, pero lo que debemos temer en realidad son
las desviaciones de la izquierda”. Como dijo Fidel Castro, “nuestro verdadero
problema fue que nadie sabía cómo construir el socialismo” y cierro con las
palabras de Raúl Castro: “o cambiamos o terminamos de hundirnos en el abismo”.
A ustedes les pido, con todo respeto, que entiendan que en una sociedad
democrática están en su derecho de opinar sobre la vía que mejor les parezca,
que presionen pero para no copiarse de quienes admiten que no supieron
construir el socialismo, que enmienden los errores del socialismo antediluviano
y que velen por las desviaciones de la derecha pero ténganle más “pánico a las
desviaciones de la izquierda” y que si pretenden un modelo productivo
socialista, empujen al menos al modelo de China y no al de Corea del Norte.
Y a la abrumadora mayoría de los militares demócratas,
también de forma humilde y respetuosa les imploro: No caigamos en el estéril
debate político a espaldas de toda una nación que pasa trabajo. Ningún país
puede sobrevivir partido en pedazos. Ningún país puede echar recuperarse bajo
la amenaza de exterminio al sector productivo. Tratemos de evitar más amenazas
de fuerza que solo conducen a la zozobra y a la incertidumbre. Ayudemos entre
todos y en paz, a pegar los trozos sueltos de la nación que siempre hemos sido,
hermosa, amigable, trabajadora y echada pa’lante. Palabras más, palabras menos,
volvamos a ser Venezuela. Si queremos, entonces podemos.
Etiquetas: Thay Peñalver, Arturo Uslar
Pietri, Fidel Castro, Militares, China, Corea del Norte
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