3 de diciembre de 2015

Intervención del senador Álvaro Uribe en plenaria de Senado sobre el plebiscito Periódico Debate, Bogotá 1 de diciembre de 2015

Intervención del senador Álvaro Uribe en plenaria de Senado sobre el plebiscito

Periódico Debate, Bogotá
1 de diciembre de 2015

Intervención del expresidente y senador, Álvaro Uribe Vélez, en la sesión plenaria del Senado de este martes, en la que se realizó la discusión del proyecto de ley sobre el plebiscito para el proceso de La Habana:
Cuando el Gobierno habla de la refrendación, la refrendación incluye discernimiento, reflexión, y de ahí se desprende la posibilidad de aportar. Pero por lo que veo, por la ausencia del Gobierno, por otros discursos que aquí se han dicho esta noche, esa oportunidad no la hay. Nosotros aceptamos que somos minoría, que no podemos reemplazar al doctor De la Calle, pero hemos llegado a pensar que la convocatoria del Gobierno a la refrendación da el derecho de la proposición.

Por lo que veo no hay ningún interés. Esa falta de interés la aprueban los discursos aquí dichos, el anticipo de la aplanadora. Esa falta de interés la aprueban que voceros como el senador Benedetti solamente esté él. El senador (Hernán) Andrade que anunció una revisión del umbral -en buena hora ese anuncio- también se ha ausentado, y otro ilustre senador que nos pone ante el dilema de la paz o de la guerra, habló y se ausentó.

Los plebiscitos no son necesariamente malos ni buenos para la democracia. Muchas veces se parecen a los referendos. Yo, por ejemplo, me honro en haber presentado un referendo de muchísimos puntos sin haber intentado cambiar las reglas de juego. La pregunta que menos votos obtuvo, obtuvo más de 4 millones 900 mil votos positivos, y por unas trampas del Consejo Electoral, conocidas y no debatidas, solamente pasó una pregunta que tuvo casi 6 millones de votos.

Este plebiscito, contrariamente a aquel referendo del 2003 -en el 2003, trece años después- con un país que suma 500, 600 mil personas al año a su población total, necesitaría 4 millones 400 mil votos, a consecuencia de reformar esas leyes que desarrollaron la norma constitucional de los mecanismos de participación.

Los referendos no son necesariamente buenos o malos para la democracia, pero los hay malos. En estos días se ha escrito mucho sobre Francia, su historia, cómo se pasó de la declaración de los Derechos de la Declaración del Hombre rápidamente al régimen del terror y cómo el gran Napoleón, en alguna forma, convalidó regímenes del terror con su plebiscito y lo hicieron los otros napoleones.

Ejemplos de plebiscitos del totalitarismo hay muchos, el de Hitler de 1938, con lo cual convalidó con la participación del pueblo alemán la invasión y destrucción del Estado austriaco; el de Franco, de 1947, con el cual se ratificó como gobernante eterno, de por vida, y se asignó el derecho de elegir a su sucesor. En 1957, cuando aquí se discutía el Frente Nacional y Venezuela semanalmente salía a las calles a combatir las dictaduras, Pérez Jiménez convocó otro plebiscito para extender su gobierno y el congreso por 5 años. Afortunadamente, sobrevino en semanas el acuerdo de Punto Fijo que permitió que Venezuela pasara de una mitad de siglo de dictaduras a una mitad de siglo de democracia, ese gran acuerdo liderado por Rómulo Betancourt.

Y hablemos de otros. Cuando los plebiscitos se manejan acomodando las reglas de la democracia al interés del convocante, aunque los gane la oposición, con la trampa termina perdiéndolos. Es el caso de Chávez, él perdió aquel plebiscito, quiso desconocerlo y finalmente lo desconoció con leyes habilitantes e hizo lo que quiso a pesar que el pueblo de Venezuela le había negado ese plebiscito.

Se ha hablado en la última semana del plebiscito colombiano de 1957. Hubo 4 millones 169 mil 294 votos por el sí; 206.864 por el no; 20.738 en blanco, un total de 4 millones 397 mil votos. El actual, con la ponencia mayoritaria que ya llegó al Senado, necesitaría 4 millones 400 mil votos positivos.

Vayamos comparando cifras con el referendo de 2003 y con el plebiscito de 1957. Si tomamos los censos más próximos anterior y posterior al plebiscito de 1957, podemos concluir que el país tenía entre 13 millones y medio y 14 millones 300 mil habitantes, hoy tiene aproximadamente 48 millones de habitantes.

En el plebiscito de 1957 se dividieron los temas en 14, ahora hay uno. No obstante sustancias, materias tan difíciles que se engloban y que no necesariamente las unas son con causas de las otras. Ahora solamente es el dilema de la paz o de la guerra.

Efectos jurídicos. El plebiscito de 1957 produjo el efecto jurídico de incorporar automáticamente lo aprobado por el pueblo colombiano al ordenamiento jurídico. A propósito, la primera vez que sufragaban las mujeres, lo recuerdo como ayer. Yo había nacido en 1952 y mi madre era de la zona cafetera de Antioquia una activista de los derechos de la mujer y mi familia sufrida, como tantas familias colombianas, por la violencia política, apoyaba el nacimiento del Frente Nacional y me llevó de su mano a muchas de sus actividades de apoyo a ese plebiscito.

¿Cuáles son los efectos jurídicos de este plebiscito?

Este plebiscito, y le escuché muy atentamente la exposición al senador Benedetti, tiene que ser concordante con lo otro que se está aprobando, que es una modificación de la manera de reformar la Constitución, para muchos una sustitución inconstitucional del procedimiento para reformar la Constitución, solamente validada por el hecho de que se trata de hacerlo por una vez por la circunstancia excepcional de la paz.

Entonces, cómo entendemos nosotros este plebiscito: no aislado. Este plebiscito va a ser al mandato al Gobierno del Sí para que se consolide la usurpación de los derechos del pueblo, incorporando lo constitucional a través del procedimiento espurio que se está aprobando. Lo que es materia de legislación ordinaria a través de las facultades al Presidente sobre todas las materias que se le están dando, todo lo que se apruebe en materia de ley ordinaria, que en el tema agrario, que en el tema de educación, en el tema de salud, etc. Todo lo podrá incorporar por decreto el Presidente de la República. No nos han dicho cómo van a incorporar lo de la justicia. Entonces, este plebiscito es la partida de legitimación del atropello a la manera de reformar la Constitución, que se está adelantando, y de la ley de facultades ilimitadas, que por eso algunos colombianos se refieren a ella llamándola ‘ley habilitante’.

Nosotros todos queremos la paz, pero no queremos la impunidad. La impunidad es un mal ejemplo, aquí la han explicado mis compañeros. Para el guerrillero raso nosotros no reclamamos cárcel.

Lea el discurso completo:
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